Sociedad transversal

Santiago González, EL MUNDO, 16/3/12

El caso Campeón está derivando por derroteros insospechados. Uno de ellos situaba al presidente de la Audiencia de Lugo como socio fundador de un club gastronómico, Acción y Klasse, que tenía como sede social el restaurante Tempo, y que ha suscitado la atención de las magistradas Pilar Lara y Estela San José, en sus investigaciones de los casos Carioca y Campeón.

Restaurante y club nacieron para entenderse. El primero fue inaugurado el 4 de septiembre de 2008 y el segundo se constituyó 18 días más tarde. Al decir de algunos ex socios del club, los encuentros gastronómicos iban seguidos por excursiones a dos puticlubes de la zona, Queen’s y Eros, donde las cámaras de seguridad han grabado la entrada de estos catecúmenos a los templos del amor venal. Alguna vez he comentado que, junto a los significantes con que se nos aparecen los detalles del caso Campeón, El Padrino, 40 años ya, es un modelo de sofisticación y estilo. Lo que va apareciendo remite más a Los Soprano, retrato de una mafia menestral, cuyos integrantes muestran un imaginario en el que tienen un papel estelar los miembros de la familia Corleone. Incluso los Tattaglia. Tony Soprano reúne a los suyos en la trastienda de un club de striptease de medio pelo llamado Bada Bing!

Tampoco era eso exactamente, porque en la constitución del club gastronómico citado participaron algunos miembros ilustres de lo que antaño se llamaba ‘las fuerzas vivas’, una representación de la buena sociedad lucense: los empresarios Dorribo y José Antonio Orozco, el amigo del ex ministro Blanco, el presidente de la Audiencia, el ex conselleiro de la Xunta Fernando Blanco; Jesús Otero, que fue subdelegado del Gobierno, el antiguo Poncio, para entendernos.

¿Y qué pasa si les hubieran grabado? Tampoco significarían gran cosa: unos caballeros entrando a un establecimiento en el que trabajan señoritas muy desenvueltas de trato. No es un hecho relevante para los delitos que se investigan. Lo único que se puede deducir es que los visitantes preferían tomarse la copa en el Eros que acudir juntos a la Biblioteca Pública de Lugo. De la panza sale la danza, dice el saber popular, pero nadie ha dicho que una ingesta copiosa inspire la curiosidad intelectual. Parece que el magistrado Varela Agrelo no dijo toda la verdad al afirmar que sólo había ido a la cena inaugural del club. Se calló su condición de socio. Pero tampoco sabemos si dijo la verdad Dorribo al acusar al juez de haber recibido dinero. También ignoramos si Dorribo intentó chantajear al magistrado Varela, tal como ha denunciado éste. A favor del juez en este punto están los dos puntos clave de su escrito: que el único caso relacionado con Dorribo que pasó por sus manos lo falló contra sus intereses, y que se negó a recibir a la mujer del empresario cuando éste estaba en prisión.

Tampoco hay pruebas de que Blanco recibiera dinero, pese a la evidencia de sus citas en gasolineras y no está bien que un juez tenga sociedad, por muy recreativa que sea, con varios imputados en un caso de corrupción. Claro que Lugo es tan pequeño y está todo tan junto que todo es obligatoriamente transversal.

Santiago González, EL MUNDO, 16/3/12