Solo 2 de cada 10 vascos desean la independencia y un 30%, más autonomía

EL CORREO 19/12/13

· Más del 85% conoce poco o nada el plan de paz o ni ha oído hablar de él, según el nuevo sondeo de Deusto, pero más del 60% aboga por un relato «compartido»

Solo dos de cada diez vascos abogan en estos momentos por un Estado independiente, mientras que el porcentaje se eleva al 30% entre aquellos que desearían un mayor grado de autonomía. En total, la mitad de los ciudadanos es partidaria de profundizar, en mayor o menor medida en las actuales cotas de autogobierno, mientras que casi un tercio –un 31,6%– conservaría el nivel competencial del que actualmente disfruta. Los porcentajes de quienes apuestan por un retroceso del modelo autonómico no llegan a un testimonial 6%.
Los datos, pertenecientes al nuevo sondeo puesto en marcha por la Universidad de Deusto –el Deusto-Barómetro Social, presentado ayer en Bilbao por autoridades académicas del centro–, demuestran que, en plena ebullición del desafío catalán, los vascos muestran una actitud bastante más tibia en cuanto a la pulsión soberanista. Aunque el sondeo se realizó entre el 21 de noviembre y el 3 de diciembre, días antes de que Artur Mas pusiera sobre la mesa la fecha y preguntas del referéndum, los números demuestran que el dibujo identitario en Euskadi se mantiene estable con el paso del tiempo: el sentimiento predominante sigue siendo el de aquellos que se sienten tan vascos como españoles (41%) frente al 24% que dice sentirse más vasco que español y el 18% que dice ser solo vasco. Claramente minoritarios son aquellos que se sienten más españoles que vascos o solo españoles, que suman menos de un 9%.
El último estudio sociológico puesto en marcha en Euskadi vuelve a reflejar una sociedad plural en sus sentimientos de pertenencia, poco dada a aventuras independentistas pero sí deseosa de un mayor nivel de autogobierno, dispuesta a adoptar medidas que consoliden la paz, aunque dividida y seriamente desinformada al respecto, y, fundamentalmente, preocupada y abatida por la situación económica y con unos niveles de desafección hacia la política y sus representantes nunca vistos antes.