IGNACIO MARCO-GARDOQUI-El Correo

 

Si prefiere agarrarse a la versión optimista, le diré que la UE calcula un crecimiento para España del 5,9% este año y del 6,8% el siguiente. Las cifras son buenas y, además, son las mejores de toda la Europa comunitaria y suponen un incremento sobre las realizadas anteriormente. ¿La causa? Pues que la Comisión da por supuesto que tendremos dinero del Plan de Recuperación, lo que empujará con fuerza a nuestra economía. Se verá beneficiada, también, con la recuperación de mayores niveles de normalidad, que serán posibles gracias al avance del proceso de vacunación.

Le advierto que quizás sea una buena idea abandonar aquí la lectura, porque si lo piensa más igual se le desinfla un poco el entusiasmo. ¿Por qué iba a suceder tal cosa? Pues porque la principal razón que explica el ser los mejores en el crecimiento de 2021 no es otra que fuimos los peores el pasado año y partimos de un nivel más bajo. Ya sabe que hablamos de porcentajes y no se pueden sumar y restar así como así. Si al 100% inicial le rebaja lo que perdimos el pasado año y multiplica el resultado primero por 5,9% y después por 6,8% le dará de nuevo el 100%. Es decir, habremos empleado tres años para volver a la situación de partida antes de que nos golpease la pandemia. Y si sigue con las comparaciones, nuestros socios habrán recuperado ese nivel justo un año antes. Desde luego, a partir de aquí la cosa se pone más fea. Pues si del crecimiento pasamos al paro, al déficit y la deuda seguimos en cabeza, solo que ahora en negativo pues seremos de los mayores en esas tres vergonzantes asignaturas.

Hay otras dos cuestiones que quería señalarle. La primera es que el comisario Paolo Gentilone coincide con el presidente Sánchez al decir que «La recuperación ya no es un espejismo, está en marcha». La segunda es un aviso a navegantes despistados como nosotros: «La cláusula general de escape (que ha suspendido las reglas fiscales y permitido las emisiones oceánicas de deuda y los estiramientos de los déficits) permanecerá en vigor, solo, hasta el 2022». Lo cual nos causará problemas pues, si se ponen estrictos, tendremos que hacer los ajustes que la vicepresidenta tercera, en pleno ardor guerrero, aseguró el martes que nunca volverían a España. Sinceramente, no se cómo se puede decir tal cosa. Primero, porque supongo que no estará ella siempre al frente del Gobierno para garantizarlo. Y segundo porque no sé dónde ve los recortes. Que observe la evolución de los déficits con José Luis Rodríguez Zapatero, con Mariano Rajoy y con Pedro Sánchez y no encontrará ajustes ni recortes por ningún lado, solo rotos presupuestarios. Pero bueno, reconozco que como eslogan es eficaz.