Miquel Giménez-Vozpópuli
La última ocurrencia del círculo puigdemontiano es cantar las alabanzas de un monarca separatista. A este paso, vemos al de Waterloo coronarse emperador.
Cualquier recopilación de noticias vinculadas a Puigdemont debería finalizar con la frase canónica Quod Erat Demostrandum que es, como muchos saben, la que solía escribirse como colofón de cualquier demostración matemática en la antigüedad y que significa “lo que se quería demostrar”. Ese Quod Erat, lógicamente, es de justa aplicación a la majadería, la locura, la prepotencia y el surrealismo que empapa a todas las proposiciones que de estos orates han surgido, pasando sin solución de continuidad de pretender ser la Dinamarca del sur de Europa a la vía eslovena para finalizar aterrizando en una monarquía. Sí, señoras y señores, porque ese es el secreto mejor guardado del pujolismo, la instauración de una dinastía republicana basada en la familia del fundador de convergencia, truncada en la persona de su hijo Oriol, y que no tiene heredero a día de hoy porque, como bien dice Jose Mota, amos, amos, quien intenta.
Hemos escuchado muchas veces decir a conspicuos neo convergentes, de esos que tienen un ojo puesto en TV3 y otro en sus empresas pantalla en Panamá, que la desgracia de Cataluña es no tener un pretendiente o una religión distinta. De ahí que no resulte nuevo que les dé por poner como ejemplo a un rey, Noha Musingku, conocido en sus círculos familiares como David Peii II.
El ditirambo no parte de un cualquiera, sino del director de la oficina del fugadísimo, Josep Lluís Alay, Doctor en historia y física, así como licenciado en filología semítica, todo ello por la UB, así como doctor en Ciencias por la Universidad de Lovaina, estudiante de tibetología en la universidad de Hiroshima y uno de los acompañantes de Puigdemont cuando fue detenido en Alemania. Torra lo nombró coordinador de políticas internacionales de presidencia, pero, rápidamente, pasó a ser responsable de la oficina del ex presidente. Es lo que tiene formar parte del círculo íntimo de Puigdemont.
Es este caballero, más que autorizado por los puigdemontianos, quien viene a decirnos lo estupendo que es David Peii II, que ha declarado la independencia de la pequeña región en la que vive, Bouganville. Loor y más loor al Peii II, al bueno de Musingku, que ya ha sacado de su chistera en un plis plas nada menos que un banco central, una moneda propia y hasta cuatro cripto monedas distintas. Dice el señor Alay que es un ejemplo para Cataluña. Omite, porque no todo ha de decirse, que el tal Musingku fue el promotor de una colosal estafa piramidal que llevó a cabo con la finalidad, decía, de conseguir fondos para su nuevo estado, y que el hombre, en su modestia, suele compararse nada menos que con Moisés, Noé y el mismo Jesucristo. Ah, y que tiene a su disposición un ejército privado de mercenarios.
No pocos de los fanáticos que devoran los tuits de esta gente se habrá dicho que hay la diferencia que existe entre Papúa y España, y lo malo que es el Estado español mientras que allí, en el Pacífico, reina la más amable de las democracias y la libertad se mece suavemente entre cocoteros, collares de flores y cánticos serenos.
Que la propuesta de Alay se fundamente en la persona de un estafador es lo de menos y que comparar Bouganville, con todos los respetos, con una región de Europa sea, como mínimo, una soberana estupidez, da igual. Y lo del ejército de sicarios, pura minucia. Resumiendo: apostemos por una Cataluña independiente, sin más apoyo que el capital chino y ruso, que sea un paraíso fiscal y que esté gobernada por una dinastía apoyada por una masa fanatizada y mercenaria.
Dentro de nada, proclamación solemne de Puigdemont como monarca, Te Deum organizado por los obispos separatistas, los CDR nombrados guardia de corps y Torra nombrado gran chambelán del reino. Sánchez, Iceta, tomen nota, que esta es de las buenas. Quod Erat Demostrandum.