Susana Díaz enmienda a Sánchez: «Quien gane debe formar Gobierno»

ABC 07/12/15

· Rajoy ve poco democrático que sus adversarios estén hablando de un posible pacto tripartito de perdedores

Por primera vez, el Congreso de los Diputados celebró el Día de la Constitución en campaña electoral, y eso se notó en cada declaración, en cada corrillo y en cada gesto. Justo antes de empezar la recepción oficial llegó la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, quien aprovechó la presencia masiva de medios de comunicación para detenerse ante el micrófono dispuesto para los líderes nacionales y enviar un doble mensaje muy directo a Pedro Sánchez. Por un lado, advirtió de que el 20 de diciembre quien tiene la obligación de formar Gobierno es el partido ganador. Por otro, desautorizó el discurso sobre posibles acuerdos de perdedores, con cinco palabras, que remarcó bien: «Yo siempre salgo a ganar».

Molesto
El líder del PSOE asegura: «Nunca he dicho que vaya a hacer un tripartito»

Los posibles pactos que puedan formarse después de las elecciones fueron el principal tema de conversación en los pasillos del Congreso. Ningún partido logrará mayoría absoluta, según todas las encuestas, y los acuerdos poselectoral serán obligatorios. El presidente del Gobierno y candidato del PP, Mariano Rajoy, ha subrayado su compromiso de intentar formar Ejecutivo solo si gana las elecciones. «Y si no gano, no intentaré hacer nada». La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, ha pedido a los demás la misma claridad para conocer bien sus intenciones, y las respuestas escuchadas ayer demuestran que es perfectamente posible un acuerdo entre los perdedores, para expulsar al PP del poder, aunque este sea el más votado en las urnas.

La distancia será clave
Albert Rivera advirtió ayer de que en España hay un sistema de mayorías, y son estas las que eligen un presidente. «No estamos descubriendo la democracia, es la mayoría parlamentaria la que vota al presidente del Gobierno», explicó. De paso volvió a insistir en que descarta «apoyar a Mariano Rajoy y a Pedro Sánchez».

Muy cerca de él, en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso, estaba Cristina Cifuentes, presidenta de la Comunidad de Madrid gracias a un acuerdo con Ciudadanos. Cifuentes, que destaca su buena experiencia con ese pacto a la madrileña, cree que la postura de Rivera es puramente electoral, y después de los comicios, si gana el PP, será diferente. «Ciudadanos es un partido responsable», señaló.

El PP, que según la última encuesta de GAD3 obtendría entre 120 y 123 escaños, necesitaría a Ciudadanos para investir a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. En las filas populares creen que la distancia respecto al segundo partido será fundamental para evitar ese «pacto de perdedores» tras el 20-D. Si el PP supera por siete u ocho puntos al segundo, ven más complicado que se le pretenda desbancar del poder.

Sin compromiso posible
Desde Podemos, Pablo Iglesias opina lo mismo que Rivera en este punto. «España –vuelve a explicar– es un régimen parlamentario, y no presidencialista. Por tanto no hay por qué respetar ninguna lista aunque sea la más votada. Lo que es necesario es formar una mayoría en el Parlamento».

Pedro Sánchez no ha descartado nunca ese acuerdo entre perdedores, y se niega a comprometerse a respetar que sea la lista ganadora en las urnas la que forme gobierno. «Solo el PSOE puede garantizar el cambio político. Gobernaré con todos, y tendré la mano tendida a todas las fuerzas políticas», sostuvo.

Su compañera de filas, Susana Díaz, utilizó una contundencia que chocó de frente con Pedro Sánchez: «Quien gane las elecciones el 20 de diciembre tendrá la obligación de formar Gobierno y que ese Gobierno responda a lo que los ciudadanos quieren».

Rajoy, que está a la cabeza en las encuestas y cree que seguirá subiendo hasta el día de las elecciones, afirmó que lo «democrático es que el partido político que gane deba formar Gobierno». Algo que, como recordó, ocurre en España desde 1978, pese a las ausencias de mayorías absolutas que ha habido durante muchas legislaturas. Por eso considera un «error» que algunos hablen de un posible acuerdo entre tres fuerzas, aunque queden por debajo del PP en las urnas el 20 de diciembre. Es algo, subrayó, «que no es muy ajustado a los parámetros democráticos». Además, el presidente cree que los españoles deberán tener en cuenta los mensajes que en esa dirección están trasladando los otros candidatos.

Rajoy y Sánchez se evitan
Rajoy coincidió en el Congreso por primera vez con Albert Rivera y Pablo Iglesias, a quienes saludó, algo más frío con el primero que con el segundo. A Pedro Sánchez le tuvo apenas a metro y medio, espalda contra espalda, y no hubo ocasión de que se cruzaran unas palabras. Rivera sí se abrió paso entre la nube de periodistas para estrechar la mano al secretario general del PSOE y desearle «suerte». Fue un visto y no visto. Después, Rajoy evitó pronunciarse sobre quién le parecía más fuerte entre sus tres adversarios: «Me caen todos bien», bromeó.

A quien se notó más incómodo fue a Pedro Sánchez, y no solo porque se sabe centro de todas las miradas en el debate de hoy: un mal paso frente a Soraya Sáenz de Santamaría, Albert Rivera y Pablo Iglesias lastraría mucho su «cara a cara» con Rajoy del lunes 14. Además de eso, el líder socialista está molesto con la interpretación que se ha hecho de lo que dijo el pasado viernes en Barcelona: «Yo nunca he dicho que vaya a hacer un tripartito», dijo en el corrillo con los periodistas, a los que pidió que se dejara de hablar de eso porque perjudica al PSOE. Básicamente, traslada el mensaje subliminal de que se dan por perdidos los comicios a raíz de las encuestas adversas, algo que, ni mucho menos la Dirección Federal está dispuesta a admitir.

De hecho, las palabras que pronunció Susana Díaz, señalando que «yo

salgo a ganar las elecciones, no tengo plan B», son una muestra del malestar que crearon las afirmaciones del secretario general en las que, sin llegar a hablar expresamente de tripartito, sí dijo que «con un voto más» que Rajoy planteará un pacto de investidura al resto de fuerzas, excepto el PP, sobre «un programa común».

El líder socialista lo formula así porque da por hecho que, al contrario, si el PP gana, Albert Rivera apoyará a Rajoy aunque ahora mismo lo niegue. El problema es que ese ejercicio retórico se ha vuelto en contra de Sánchez como un bumerán. No solo se lo ha rechazado el líder de Ciudadanos, sino que, en privado, muchos en el PSOE cuestionan el haber abierto la campaña con un mensaje derrotista.

El asunto de los pactos, no obstante, es un debate que lleva meses abierto en el PSOE. A algunos dirigentes les gustaría oírle decir, como Rajoy ahora o Zapatero en 2004, que no gobernará si no gana. Creen que eso, lejos de ser un gesto de debilidad, fortalecería el voto útil. Pero Sánchez no quiere cerrarse puertas a una eventual investidura aun no siendo el más votado en las urnas.

«Muchos caminos» al PP
Ayer, durante el corrillo con los periodistas insistió en la idea de que Ciudadanos no es voto útil de cambio porque terminará apoyando al PP. «Muchos caminos pueden llevar a un gobierno del PP», dijo Pedro Sánchez, pero «solo uno al cambio», garantizado solo si gana el PSOE. Se niega a entrar en «bucle» respondiendo a Rajoy o a Albert Rivera sobre un supuesto tripartito del que no habló el viernes.

«Haré todo lo contrario al PP, tenderé la mano a todas las fuerzas políticas para hacer frente a los problemas y desafíos del país, que van a necesitar del consenso, del acuerdo y del diálogo dentro y fuera del Congreso», recalcó. «Yo gobernaré con todos», remachó.

A su juicio, lo que está claro es que el PP y el PSOE se disputan la primera plaza y Ciudadanos y Podemos «la medalla de bronce», tercer y cuarto puesto. Y es que el equipo de Sánchez era ayer un frontón rechazando todos los comentarios agoreros sobre el mal pronóstico que les dan los sondeos. César Luena, secretario de Organización, señalaba que el PSOE siempre sale infravalorado y que mantiene intactas sus expectativas de quedar primeros. Su jefe de filas fue más explícito: el PSOE, como el PP, son partidos que tienen «estructura», no como Ciudadanos y Podemos, que viven del fenómeno televisivo; y esa estructura, esa movilización hasta del último militante en el último rincón de España va a dar la vuelta a los sondeos el próximo 20 de diciembre.