ABC 10/12/14
· La inacción de Artur Mas y las cuentas irreales de 2015 disparan las alarmas
Del gobierno «business friendly» (amigo de la empresa), del que el presidente Artur Mas hacía bandera cuando en 2010 recuperó la Generalitat para CiU, poco queda ya. La concentración de esfuerzos en el proceso soberanista, la parálisis administrativa y la posibilidad de que ERC, tras la etapa del tripartito, esté en disposición de volver a gobernar, ha disparado todas las alarmas en el mundo empresarial. Entre los empresarios de la comunidad, la mayoría puestos de perfil ante los acontecimientos políticos, comienza a extenderse el temor a que en un momento en el que la recuperación económica comienza a consolidarse, el «proceso» la acabe debilitando.
En este contexto, causó estupor por ejemplo la presentación la pasada semana de los Presupuestos de la Generalitat para 2015, unas cuentas que nacen sin apoyos políticos, con la posibiidad de que no lleguen a aprobarse ante el adelanto electoral y con unos ingresos anotados de 2.500 millones que no están garantizados al depender de la negociación con el Gobierno.
Así lo expresó el reelegido presidente de la histórica patronal Fomento del Trabajo, Joaquim Gay de Montellà, quien lamentó en este sentido que el hipotético adelanto electoral dé una imagen de «cierto desconcierto». Un período «provisional» o «transitorio» en Cataluña podría alejar inversiones y repercutir «sobre la economía catalana», asumió Gay de Montellà. «No nos parece lo natural», explicó el presidente de Fomento ante la posibilidad de una nueva legislatura de dos años en Cataluña. La visión del presidente de Fomento recoge el sentir de un empresariado que, al margen de su sentir político ante el «proceso», asiste alarmado a la inacción del gobierno autonómico en todo referido a estímulo de la actividad económica.
Mucho más crítica es la visión de Empresarios de Cataluña, una nueva asociación –asegura contar ya con unos 100 miembros– nacida precisamente para denunciar el impacto negativo del proceso soberanista en la economía catalana. Lo explicaba uno de sus impulsores, José Bou, a este diario, denunciando a la vez la complacencia de las patronales tradicionales con el presidente Artur Mas.
Limbo político
Ciertamente, desde ámbitos empresariales contrarios al proceso soberanista, pero también desde los que incluso lo ven con simpatía, se reconoce que el gobierno de Artur Mas se ha «olvidado» de gobernar. La falta de actividad legislativa es notoria, una parálisis que ahora se verá incrementada si previsiblemente el presidente acaba disolviendo la cámara para anticipar los comicios.
A la obligación de prorrogar (de nuevo) los presupuestos, se sumará una larga lista de proyectos de ley que quedarán «colgados». Es el caso, por ejemplo, de iniciativas clave en la lucha contra el desempleo como la reforma del Sistema de Ocupación de Cataluña. En el limbo quedan también otros proyectos relativos a la simplificación administrativa y de apoyo a los autónomos y a los emprendedores.