JORGE BUSTOS-El Mundo

Ayer tuve ocasión de escuchar a Tezanos hablar de los principios de Pedro Sánchez. Sucedió en lo de Ana Rosa, donde es sabido que puede suceder cualquier cosa, incluso que alguien aviste los principios de Sánchez. Ana Rosa debería plantearse rebautizar su programa como Área 51.

El caso es que se me ocurrió preguntar el bueno de don José Félix cómo afectaría al electorado del PSOE que Sánchez aplicara el 155. Fue entonces cuando nuestro sociólogo de cabecero –el cabecero del colchón de Moncloa– restó relevancia a las consecuencias electorales del 155, pues Pedro Sánchez se mueve «por principios». Lo que Tezanos no especificó es que se mueve por los principios de los demás, y por eso resultan tan móviles como los criterios metodológicos del CIS: siempre al gusto de su cliente, que para eso le puso ahí y que no cambia de principios porque nunca los ha tenido, razón de que se vea obligado a plagiarlos. Todo en Sánchez se explica por el plagio, del doctorado a la trayectoria política. Primero le plagió el discurso populista a Pablo Iglesias para recuperar el poder en Ferraz y atraer a los separatistas a la moción de censura. Y ahora que retoña la insurrección en Cataluña se dispone a plagiarle el discurso antinacionalista a Albert Rivera.

Ahora bien, hay un obstáculo a tanta movilidad: la catequesis que Iceta lleva tiempo impartiendo al electorado del PSOE. Esa que predica la paz del indulto, quita hierro a las travesuras de los muchachos del amonal y culpa de la crispación a Cs, que vive del lío y lleva escolta por fardar, o así. No dudo de la elasticidad argumental de los politòlegs de cámara, pero al pueblo le cuesta más pasar en ocho meses de la plurinacionalidad con relator al 155 y no sentirse el pardillo de una gran estafa.

Quienes jamás cambian son, por su propia naturaleza, los supremacistas. En el origen de otro otoño infame por venir están estas tres citas de sus doctrinarios más ilustres: «En España, la población se divide en dos razas. La aria, del Ebro al Pirineo; y la que ocupa del Ebro al Estrecho, que en su mayoría no es aria sino semita, presemita y mongólica. No podemos sufrir la preponderancia de razas inferiores» (Pompeu Gener); «De los barrios bajos que hemos señalado –y al decir barrios bajos quiero decir España– son hijas todas las prostitutas de calle y de cabaret que envenenan la vida de nuestra juventud» (Francesc Macià); «Cataluña es prácticamente la única dentro de España y la principal representante de la civilización europea en ese fajo mal atado de kabilas africanos que el Estado español encarna» (Enric Prat de la Riba). Con los albaceas ideológicos de estos tres nazis se aupó Sánchez al poder. Llegado el caso, se aplicará el 155 a sí mismo y ratificaremos que no tiene principios; veremos el 10-N si tiene final.