Todas las estrategias de pacto tras el 27-S excluyen a Mas

ABC 25/09/15

· El actual presidente de la Generalitat solo continuará en el cargo si Junts pel Sí consigue la mayoría absoluta; su marcha finiquitaría Convergència

Desde la página 1 Es la crónica de una muerte política anunciada. Solo una mayoría absoluta de Junts pel Sí, algo que las encuestas no garantizan, permitiría a Artur Mas revalidar la presidencia de la Generalitat. Todo apunta a que, tras las elecciones del 27 de septiembre, se abrirá un escenario de pactos que excluyen al líder de Convergència, sea por la formación de una alianza de izquierdas, sea por la entente de partidos constitucionalistas. Como daño colateral, en caso de que Mas pusiera fin a su carrera política, Convergència agonizaría como partido, abriendo paso a deserciones a posiciones más moderadas.

PSC vs PSOE El PSC apuesta por un frente de izquierda, pero el PSOE no descarta un pacto antisecesionista con el PP

De momento, la lista transversal de Junts pel Sí –encabezada por Raül Romeva y donde Artur Mas (CDC) y Oriol Junqueras (ERC) figuran como números cuatro y cinco respectivamente– confía en obtener una mayoría absoluta que le libere de la hipoteca que supondría tener que pactar con la CUP. Este partido antisistema e independentista se niega a votar la investidura de Mas, pero tampoco quiere «hacerle el juego al Estado».

Aseguran desde Convergència que, aunque esa victoria solo se tradujera en escaños y no en votos, la legitimidad del proceso no quedaría menguada. Respecto a los cantos de sirena dirigidos a Romeva y Junqueras desde la izquierda radical, un dirigente de CDC y diputado en el Parlamento catalán asegura a ABC que «todos estos bulos nos están uniendo más todavía» y que la relación del tridente que lidera Junts pel Sí es «excelente, hay un buen rollo total». Respecto a las dudas que despierta la identidad del presidenciable, dado que tanto Romeva como Junqueras han sido tibios a la hora de asegurar quién sería investido en caso de victoria, este dirigente nacionalista sostiene que «está más que ligado» que será Artur Mas.

Contactos inevitables
Otra cosa es que la candidatura transversal no logre los 68 escaños suficientes –la Cámara catalana se compone de 135– para evitar un proceso de negociación con otras formaciones. Ahí es donde entra en juego una posible coalición de izquierdas radical con la CUP. Fuentes de Esquerra negaron a este diario que Junqueras y Romeva estén fraguando la composición de un gobierno a espaldas de Mas. Los contactos entre ambos exeurodiputados, más que obvios, son inevitables, dada la amistad y la candidatura que les une. Por su parte, la CUP se resiste a nombrar presidente a alguien que está identificado con el capital y la corrupción –financiación de CDC a través de Palau de la Música, supuesto cobro del 3% al grupo Sumarroca por adjudicación de obra pública, la familia Pujol…–, de ahí que Mas no tenga asegurado un cargo en un futuro gobierno independentista, mientras que Junts pel Sí asistiría a una desintegración interna.

Esa fragmentación es uno de los escenarios que contempla Unió, que apuesta por un frente común junto a PSC –ambos partidos sintonizan en reforma constitucional y modelo federal–, Ciudadanos, Catalunya Sí Que Es Pot (CSQP) y parte de los candidatos moderados de Junts pel Sí que habrían soltado lastre del independentismo radical. PP y CUP quedarían excluidos. Pero los sondeos de intención de voto no otorgan a UDC capacidad de decisión, pues parece que a duras penas sacarán escaños.

Condiciones
Además, todo apunta a que Ciudadanos será la segunda fuerza en Cataluña, lo que la legitima para imponer sus condiciones, muy contrarias a las ambiciones de CSQP, que ya ha anunciado que no piensa pactar con la formación naranja. Otra cosa es que este partido bendecido por Podemos repita la fórmula que convirtió a Ada Colau en alcaldesa de Barcelona. Es decir, una alianza entre PSC, CSQP y CUP, que no excluiría a ERC.

Los socialistas catalanes no ven descabellado que su candidato, Miquel Iceta, pilote este frente. «¿Por qué no? Si todos damos prioridad a las política sociales, Miquel podría liderar ese frente», explica a ABC una integrante de la Ejecutiva del PSC, animada por la posibilidad de que los socialistas recuperen posiciones en un área metropolitana, disputada con PP y Ciudadanos.

Sin embargo, tanto los populares como los socialistas se deben a sus partidos nacionales, que en caso de una victoria por la mínima del independentismo catalán, darían prioridad a solucionar el conflicto territorial. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, afirma que estaría dispuesto a pactar con el PP para frenar el secesionismo. Con permiso de Ciudadanos, pues su líder, Albert Rivera, arrancó de Sánchez y de Mariano Rajoy un compromiso de apoyo a Inés Arrimadas, en las negociaciones mantenidas meses atrás sobre el pacto en la Junta de Andalucía y en la Comunidad de Madrid, respectivamente.

Ciudadanos, reitera su candidata, sale a ganar, pero promete generosidad a la hora de negociar una alternativa de gobierno al independentismo de Junts pel Sí y CUP. Igual compromiso de «altitud de miras» tiene el candidato del PP, Xavier García Albiol, proclive a entablar conversaciones a partir del 28 de septiembre, sin apriorismos.

«Sociovergencia»
El tiempo dirá si a ese bloque de partidos que rechazan la independencia y apuestan por el diálogo y el Estado de Derecho se suma Unió. Su presidenciable, Ramon Espadaler, recoge el testigo de la apuesta por la «sociovergencia», expresión acuñada en su día por Josep Piqué durante su etapa de presidente del PPC y que define la estrategia de pactos CiU-PSC defendida por Josep Duran Lleida.