Todos contra todos mientras aumenta la abstención

EL MUNDO 21/05/14
ANÁLISIS

· Sólo en Cataluña se pronostica alta participación por la consulta

La campaña electoral está siendo de bajo perfil y sobre todo embarullada. Las fuerzas políticas contendientes no coinciden ni en uno solo de los mensajes. El enfrentamiento es a múltiples bandas y los ciudadanos no perciben con claridad el objetivo último o principal de ninguno de los partidos; al menos de ninguno de los que tienen posibilidades de obtener una representación clara en el Parlamento Europeo y, lo que es más importante, posteriormente en las elecciones generales.

La prueba definitiva fue el debate a seis del lunes, seguido por poco más de medio millón de telespectadores, en el que se evidenció un auténtico batiburrillo de temas y argumentos con un único hilo conductor: la guerra de todos contra todos.

Ni siquiera los grandes problemas nacionales –desempleo, deuda creciente, falta de inversiones, sequía del crédito, corrupción…– fueron suficientes para esbozar una mínima posición común. Primó una vez más el interés partidista que inevitablemente conduce a la rivalidad.

La atomización de la izquierda que socava el suelo electoral del PSOE y el fortalecimiento de partidos como UPyD o Ciudadanos, capaces de restar votos al PP, han sumido al electorado, cansado de la oferta de populares y socialistas, en un mar de dudas. De ahí la elevada volatilidad que las encuestas intuyen y el altísimo porcentaje de abstención, que podría superar el 60%, porque además hay que contar con la final de la Champions el sábado entre dos equipos españoles en Lisboa, que se teme que pueda afectar también a la participación.

A falta de cuatro días para la cita electoral, sólo Cataluña se presenta como terreno abonado para la cosecha de votos. Allí las elecciones, lejos de plantear un abanico amplio de opciones y propuestas, se presentan como la primera oportunidad de medir las aspiraciones independentistas. De hecho, los principales actores políticos así han presentado los comicios. Desde Artur Mas, que ha pedido «llenar las urnas» de la misma manera que antes se «llenaron las calles» para demostrar que los catalanes mayoritariamente reclaman el derecho a decidir, hasta la presidenta de la ANC, Carme Forcadell, que ha urgido a los ciudadanos a desbordar las expectativas con papeletas de CiU, ERC e ICV, es decir, las fuerzas que apuestan por la consulta independentista del 9 de noviembre.

Los candidatos catalanes, de hecho, no ocultan que estos comicios serán un ensayo del referéndum secesionista. Y aunque es evidente que existe rivalidad entre CiU y ERC para alzarse con el triunfo, las fuentes consultadas de uno y otro partido aseguran que lo trascendente será comprobar a la hora del recuento que las papeletas a favor de los que promueven el derecho a decidir superarán con mucho a las que defienden las tesis constitucionales, es decir, PP, PSC y Ciudadanos.

En cualquier caso, en Cataluña sí hay un mensaje claro y los votantes toman postura a favor o en contra y se muestran dispuestos a hacerlo saber. Así explican desde las filas de CiU el hecho de que, a diferencia de las pasadas elecciones europeas, en las que la abstención catalana fue más elevada que en el resto de España, en esta ocasión todos los pronósticos apunten al efecto contrario.

El pronóstico de que esta vez la participación en Cataluña será sensiblemente superior se desprende también del espectacular incremento –un 50,2%– que se ha registrado en las solicitudes de voto por correo, un primer termómetro para calibrar el pálpito electoral.