Munición desigual

EL CORREO 21/05/14
TONIA ETXARRI

Quedan tres días para que finalice el griterío de la campaña electoral y las dos grandes opciones, tan cuestionadas por los partidos pequeños por ser la esencia del mismo ‘mal’, parece que estén jugando este torneo en campos distintos. El PSOE sigue tirando del ovillo del machismo atribuido a Miguel Arias Cañete con tanta insistencia que ya nadie recuerda qué propuestas tenía Elena Valenciano antes de que el candidato del PP hubiera metido la pata con su desafortunado comentario.

Pero los socialistas, tan inasequibles al desaliento en sus campañas «contra la derecha», aunque no recuperen ni un voto en las encuestas, siguen queriendo captar la papeleta de la izquierda radical, a pesar de la competencia. Y el PP, para exasperación de una parte de sus seguidores, no contraataca. El tiempo dirá si su campaña de perfil bajo obedece a una estrategia para pasar esta reválida de su gestión al frente del Gobierno de España sin polarizar los debates con quienes les buscan las vuelta. Centrados en la recuperación económica como aval de su Ejecutivo. O si esta actitud a la defensiva se debe a una falta de nervio político.

El PP considera ya amortizado el tropezón de su cabeza de lista, sobre todo desde que González Pons ha retomado los debates con cierta iniciativa dialéctica y no tiene ningún interés en pasar al contraataque levantando bajas pasiones. Podría hacerlo. Pero como no recurre al juego que tantas veces hemos criticado del ‘y tú más’, son las redes sociales las que han ocupado ese lugar .

Esos foros tan concurridos se están convirtiendo en el bumerán de la munición utilizada por los socialistas. ¿Quieren caldo sobre el machismo? Dos tazas. O más. Y sacan el archivo a pasear. Que si Rubalcaba hizo comentarios similares al de la presunta superioridad moral masculina (al menos, la suya) al referirse a sus discusiones con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Que si el dirigente socialista, secretario de Organización de Huelva, Jesús Ferrera, mandó a la ministra Fátima Bañez a hacer punto de cruz y, entonces, el PSOE no pidió a sus colegas europeos un comunicado de condena. O los comentarios sobre la jueza Alaya. Ejemplos que el PP no utiliza, sobre todo porque de la «no política» ha hecho su política.

En Euskadi la campaña ha recibido la doble visita de la Casa Real. El príncipe en Bilbao, el Rey en Vitoria. Una visita que, además de servir de promoción de Euskadi como lugar de inversión de una industria automovilística como Mercedes Benz, ha puesto en su sitio a la izquierda abertzale.

Desde que el Rey fuera interrumpido por Herri Batasuna, en el año 1981, durante su discurso en su primer viaje oficial al País Vasco en la Casa de Juntas de Gernika, está curado de espanto. Pero la nueva Batasuna, «o la ETA no disuelta que no renuncia a su estrategia, pero exige que no se les incomode», como dice Maite Pagazaurtundua, quiso reventar el acto al Príncipe. Y fracasaron. Buena parte del público asistente, en cuanto los cuatro de EH Bildu empezaron a gritar a favor del derecho a decidir, les replicó con una sola expresión repetida: «Fuera, fuera». Si es que la gente no está para bufonadas.