Un acto íntimo y emotivo recuerda en Vitoria a Buesa y a su escolta

EL CORREO – 23/02/15

Natividad Rodríguez deposita una rosa ante el monolito. A la izquierda, Begoña Elorza. BLANCA CASTILLO
Natividad Rodríguez deposita una rosa ante el monolito. A la izquierda, Begoña Elorza. BLANCA CASTILLO

 

· Familiares y varios representantes políticos tributan un homenaje a las dos víctimas de ETA con motivo del quince aniversario de su asesinato.

Han pasado quince años desde que el terrorismo de ETA acabara con las vidas del político socialista Fernando Buesa y de su escolta Jorge Díez Elorza. El dolor persiste. Se pudo comprobar ayer en los Jardines de la Libertad de Vitoria, a escasos metros de la esquina que enlaza las calles Nieves Cano y Aguirre Miramón, el lugar donde la banda colocó el coche bomba que asesinó al parlamentario cuando abandonaba su casa y al joven ertzaina.

Allí se reunieron para recordarles sus familiares, algunos amigos y vecinos, gazteiztarras anónimos y una escasa representación política e institucional. Fue un acto íntimo, de recuerdo, en una mañana dominical desprovista de sol pero cargada de emoción. La que derramaron ante las miradas de los presentes la viuda de Buesa, Natividad Rodríguez, y la madre de Jorge Díez, Begoña Elorza, cuando depositaron rosas rojas en el monolito que recuerda en el lugar aquella triste tarde del 22 de febrero de 2000.

No hubo palabras. Sí sentimientos que afloraban al mismo tiempo que sonaba la canción ‘Ausencia’, con letra de Lope de Vega interpretada por la voz profunda de Imanol Larzabal, otra de las víctimas de la intransigencia de ETA a la que, sin embargo, segó la vida un derrame cerebral sufrido en el exilio que se vio obligado a vivir por amenazas.

En la ofrenda floral, además de los allegados, participaron varios compañeros de partido de Buesa, encabezados por la secretaria general del PSE-EE, Idoia Mendia. Acudieron asimismo representantes públicos alaveses como Gorka Urtaran, del PNV, el exdiputado general Ramón Rabanera, del PP, o Rafael Larreina, diputado de Amaiur en el Congreso. La representación oficial del Gobierno vasco la personificaron la directora de Víctimas y Derechos Humanos, Monica Hernando; y la asesora para la atención a las víctimas, Aintzane Ezenarro.

La ceremonia culminó una semana que ha acogido varios actos en recuerdo de Buesa y Díez. La fundación que lleva el nombre del exvicelehendakari les tributó el jueves su homenaje anual. Sara, la hija de Buesa, aprovechó la ocasión para reclamar un discurso inánime que deslegitime por completo el terrorismo.

Asunción del daño causado

Aseguró también que la familia no necesita la petición de perdón de los asesinos de su padre, aunque sí que se reconozca públicamente el daño injusto causado por la violencia, al tiempo que recordó que todavía hoy no se ha producido una asunción clara de responsabilidades. «Es una de las principales barreras para la convivencia», manifestó.

Veinticuatro horas más tarde, fue el Gobierno vasco quien recordó las figuras de Buesa, Díez y José Ramón Recalde, el exconsejero de Educación, también víctima de ETA, que logró salvar su vida tras ser objeto de un atentado. El lehendakari, Iñigo Urkullu, advirtió en su discurso institucional que quienes consideraron que el terrorismo era «lícito» están obligados a saldar «la deuda política» que mantienen con la sociedad vasca, un déficit que pasa por reconocer lo perverso de su mentalidad y la «injusticia que provocó». «Queremos mirar al pasado de un modo autocrítico. Las instituciones y las fuerzas políticas debemos transmitir una reflexión crítica de lo que no se ha hecho, se ha hecho de una manera silente o se ha hecho tarde», remarcó Urkullu.

La familia Buesa valoró la autocrítica del lehendakari, pero también recordó que el Gobierno vasco que presidía Juan José Ibarretxe cuando se produjo el asesinato no estuvo a la altura y no supo acompañarles «afectivamente», en aquellos duros momentos. Aquella postura supuso un distanciamiento entre jeltzales y socialistas.

EL CORREO – 23/02/15