EL MUNDO – 01/11/15
· La televisión vasca rechazó emitir ‘1980’, con varios testimonios de víctimas de atentados.
· Iñaki Arteta, su director, lamenta que ETB ceda espacio a quienes argumentan que ‘hubo motivos’ para que los terroristas mataran.
El «territorio de la libre opinión» que la dirección de EiTB ha esgrimido esta semana para defender la decisión de emitir el pasado domingo en ETB-2, en horario de máxima audiencia, el documental Ventanas al interior -que gira en torno a las vivencias personales de presos de ETA y de su entorno-, no valió para programar en la televisión pública vasca la cinta 1980, dirigida por Iñaki Arteta(Bilbao, 1959) y que se centra en los actos terroristas cometidos por la banda terrorista durante su año de mayor actividad asesina.
Interpelada por esta cuestión, la directora general de EiTB, Maite Iturbe, argumentó en su día que, aunque ella personalmente no había visto la cinta, las opiniones que le habían llegado le indicaban que se trataba de un filme «sesgado». Una acusación, la de la visión parcial, por la que los partidos no nacionalistas y colectivos de víctimas han censurado, precisamente, la emisión el domingo de un largometraje que gira en torno a las vivencias personales de presos como el que fuera jefe de ETA Mikel Albisu Antza y los presenta como «personas normales». El filme, además, ya había suscitado polémica en el año de su realización, cuando el delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, lo denunció por entender que podía vulnerar la ley de víctimas y, posteriormente, pidió a la Audiencia Nacional que prohibiera dos pases privados en San Sebastián.
«Una televisión autonómica se retrata con las cosas que programa y las que no programa», considera el director de 1980, Iñaki Arteta, quien lamenta que, entre los contenidos que emite ETB, parece predominar la política de «generar una cultura de la ambigüedad» y de ceder espacio a quienes argumentan que «hubo motivos» para que los terroristas mataran. Así, resume, la televisión pública vasca dedica «desde siempre una excesiva atención al colectivo de los presos terroristas y una llamativa dejadez hacia el mundo de las víctimas».
La visión de los documentales de Arteta es bien distinta. El director y productor ha adoptado una visión «contundente a favor de las víctimas» y en contra del terrorismo y de la «intolerancia». «Yo me he puesto en un lado de la cancha, que es el que está en contra de la falta de libertad de la tierra en la que vivo», defiende el realizador.
En esta línea de trabajo se enmarca el documental que ETB no quiso emitir, pero que sí contó, entre otras, con la ayuda del departamento de Cultura del Gobierno vasco y la participación, mediante crowdfunding, de 350 personas «sensibles a la memoria de las victimas y la lucha contra el terrorismo», destaca la página oficial de la película. En su producción colaboraron también entidades como TVE, TeleMadrid, TVG, Fundación Popular de Estudios Vascos, Fundación Transición Española y Fundación para la Libertad.
En ella, «testigos directos de los hechos terroristas que se vivieron en el País Vasco, y también en el resto de España, durante 1980» relatan sus recuerdos y exponen sus opiniones. De esta forma se quiso paliar «la ausencia de referencias cinematográficas» a los hechos violentos que tuvieron lugar ese año, el de mayor actividad asesina de ETA. En aquel momento actuaron también grupos de extrema derecha o parapoliciales, como el Batallón Vasco Español, una realidad a la que alude el documental para centrarse después en los actos de la organización terrorista del nacionalismo radical vasco.
Personas como familiares de víctimas y supervivientes de atentados, el periodista Florencio Domínguez, Teo Uriarte y Ramón Labayen participan en un documental que repasa «la actividad terrorista que condicionó de manera dramática, a partir de entonces y por mucho tiempo», la normalidad política.
Producido por Leize Producciones, ETB no manifestó interés por los derechos de emisión de una cinta que sí fue emitida en TVE (donde la vieron 450.000 espectadores) y en Telemadrid (donde la siguieron 250.000 personas).
Antes de 1980, Arteta había realizado ya otras cintas que retratan las consecuencias del terrorismo, acercándose a la perspectiva de las víctimas y sin omitir las actitudes ambiguas que durante años imperaron en la sociedad vasca, la política, el periodismo y la Iglesia.
Son cintas como Voces sin libertad (2004), 13 entre mil (2005) -en el que 13 familias víctimas de ETA narran sus experiencias- y El infierno vasco (2008) -que narra la experiencia de muchas personas obligadas a abandonar el País Vasco ante la presión del terrorismo-.
En la realización de muchas de estas películas, Arteta reconoce que les ha costado «dar con la gente» dispuesta a relatar sus vivencias ante las cámaras y, sobre todo, a quienes tuvieran el «coraje de decir las cosas claras». «Empezamos hace catorce años con este trabajo, cuando ETA todavía estaba activa y el miedo estaba muy extendido», recuerda el realizador, quien percibe que todavía hay «un temor» a emitir ciertas opiniones. Consecuencia, dice, de una «cultura nacionalista y ultranacionalista» que todavía «inquieta» a ciertas personas a la hora de expresar lo «políticamente incorrecto».
En la actualidad, Arteta trabaja en otro proyecto, Impunidad, para el que están recabando apoyos a través del crowdfunding y con el que quiere poner el foco en los «más de 300 casos sin resolver de la actividad terrorista de ETA». Su objetivo es dar a conocer, «a través de la labor actual de varios investigadores y de familias afectadas», las «extrañas vicisitudes» de algunos casos de asesinatos de ETA que a lo largo del tiempo, «por muy diversas razones», han quedado «impunes». El proyecto está presupuestado, según informa la web oficial, en 270.000 euros y, hasta octubre de 2015, han recaudado ya 12.000 euros.
EL MUNDO – 01/11/15