Un lastre añadido

TONIA ETXARRI, EL CORREO 20/02/13

· Los etarras juzgados en París quieren seguir donde estaban; sin arrepentirse de su trayectoria.

Hoy en el Congreso de los Diputados se hablará de la ley de la transparencia, la lucha contra el fraude y la corrupción en plena crisis económica. Pero Euskadi, que padece el fin de ciclo con parecida virulencia a la detectada en el resto de España, tiene que cargar con el lastre de los vestigios del terrorismo que, aunque durmiente, se niega a desaparecer sin, antes haber hecho su particular negocio. Porque de eso se trata, y no de otra fórmula disfrazada de objetivos políticos, lo que se traen ahora entre manos algunos dirigentes de la banda que empiezan a poner «chinas» en el zapato de Laura Mintegi, la portavoz parlamentaria de EH Bildu, para que no tome atajos a la hora de transmitir algunos gestos de consideración hacia las víctimas del terrorismo. Unos gestos que, además, no son valorados por las afectadas, por entender que son, a todas luces, insuficientes.

Los diez etarras confesos que están siendo juzgados en el Tribunal de lo Criminal de París protagonizaron ayer un altercado propio de la época en la que la banda tenía atemorizada a buena parte de la ciudadanía. Despreciando a la Justicia y jaleando su historia macabra. Como si no hubiera ocurrido nada nuevo en los dos últimos años, como si el cese definitivo de su actividad terrorista no le hubiera venido impuesto por la firmeza del Estado democrático, ellos quieren seguir donde estaban. Tan inmóviles como una piedra. Sin arrepentirse de su trayectoria y lamentando tan sólo los «efectos colaterales» de sus ataques. La declaración de Txeroki, lamentando el daño causado a los pobres ciudadanos que no tenían «responsabilidad en el conflicto», ha dejado patente su reafirmacion en las tropelías cometidas contra todos los que fueron marcados por su círculo letal : célebres y anónimos, políticos y cocineros, abogados y empresarios, jueces y perio-distas…todos ellos están bien donde están, segun Txeroki, bajo tierra, mientras el y sus socios siguen hablando de los derechos de los presos y las razones humanitarias en un Estado garantista que, por supuesto, no reconocen.

Este tipo de actitudes suponen un freno para los herederos de Batasuna que rellenan sus discursos con el mantra de los «nuevos tiempos». Un golpe bajo para ese sector de la izquierda abertzale que, hoy por hoy, representa Laura Mintegi, que quiere convencernos, en vísperas del congreso de Sortu, que son capaces de dar pasos, aunque inmediatamente vinculen sus movimientos a los que, en su opinión, debería dar el gobierno de turno.

Los llamados verificadores ya están zascandileando por Euskadi. En la pasada legislatura, Rubalcaba, en su etapa de ministro del Interior, solía decir que los mediadores no le merecían credibilidad porque eran «de parte». Claro que, entonces, se refería al grupo de Currin. Ahora son los de Manikkalingam, que se entrevistan con todos, empezando por el lehendakari, menos con el PP y UPyD. Desde luego, no tendremos trabajo, ni ganas de funcionar de forma coordinada ante los graves problemas que nos aquejan. Pero , aprendices de espías en Cataluña y «mediadores» que creen que en Euskadi se ha librado, en los últimos 50 años, una batalla cruenta entre dos bandos, tenemos para exportar. Lástima que Alemania no necesite contratar a esa clase de cerebros.

TONIA ETXARRI, EL CORREO 20/02/13