TONIA ETXARRI-EL CORREO
- El escritor Andrés Trapiello hizo un discurso, contra los indultos, en defensa propia
En La Moncloa pensaban que la concentración de Colón iba a ser una segunda parte de la que se celebró en el año 2019. Pero el acto de ayer poco tiene que ver con una foto puntual de las derechas que tanto juego le han dado a Pedro Sánchez en los últimos tres años para agitar el fantasma del miedo al fascismo imaginario. Porque ayer brotó un foco de rebelión cívica permanente con afán de organizarse para ejercer de contrapeso a las cesiones de Sánchez al independentismo catalán. Por trece escaños de ‘plata’, que es lo que precisa para mantenerse en La Moncloa hasta las próximas elecciones. El contrapeso, ese instrumento tan necesario para garantizar la equidad y controlar los abusos de poder, tomó impulso ayer en la concentración de Colón organizada por la plataforma cívica Unión 78. Ni el centro derecha se salió del guión, ni los partidos se hicieron la foto que le interesaba a La Moncloa para alimentar su cruzada contra los llamados ‘ultras’. Ni siquiera se mostraron divididos. Cada uno en su sitio. Casado, Díaz Ayuso, Arrimadas, Abascal.
Pero unidos en su protesta contra los indultos que piensa conceder Sánchez a los condenados por sedición y malversación. Que la calle pertenece, en democracia, a cualquier indignado, ya sea de izquierda, centro o de derecha, se volvió a demostrar ayer en Colón en donde los concentrados aplaudían los reproches a Pedro Sánchez. Por legitimar a quienes violentaron la ley. Por traicionar sus promesas de hacer cumplir íntegramente las penas a los condenados del ‘procés’. Por acceder a una mesa extraparlamentaria de negociación en donde no controla la guinda final. En esa negociación, los independentistas utilizarán la mesa como coartada para la imposición. La vía unilateral. Están divididos; cierto. Pero ya estaban a la greña desde que Puigdemont se fugó de la justicia y Junqueras acabó en la cárcel. Y a pesar de sus rivalidades, han formado Gobierno.
Ayer brotó un foco de rebelión cívica estable contra las cesiones de Sánchez al independentismo
Los concentrados de Colón, que manifestaban su indignación contra un presidente de Gobierno capaz de ponerse enfrente de la justicia, le reclamaron coherencia. Andrés Trapiello, que se estrenaba como orador en un acto político, arropado por Rosa Díez y la figura ausente de Fernando Savater, se marcó un discurso en defensa propia proclamando la defensa transversal de la Constitución. «Nadie es facha por decir hoy lo que decía Sánchez hace unos meses», protestaba para vindicar la defensa de la Constitución por encima del partidismo y ensalzar el perfil de la plataforma cívica que les había convocado; tan parecida a la del ‘Basta ya’ de hace unos años en el País Vasco.
Ayer la calle, en Madrid, le sacó la tarjeta roja a Pedro Sánchez. En una concentración con aforo limitado por las medidas de seguridad contra el Covid. Pero el presidente del Gobierno hará caso omiso. Aprobará los indultos parciales de forma inminente. Seguirá mimetizándose con el lenguaje independentista.
Porque lo necesita. Cogiendo la parte por el todo. Se ha acoplado a ese vicio nacionalista que les sirve para arrogarse una representación que no tienen. Carmen Calvo ya se ha transportado a la galaxia de las sinécdoques. Hablando de Cataluña en general cuando se tiene que referir solo a los secesionistas catalanes. De poco les servirá si no acceden a las aspiraciones de quienes les están chantajeando.
Empezará la mesa extraparlamentaria. ¿Indultos concedidos? Bien, le dirán. Pasemos al siguiente punto. No se conformarán con un referéndum sobre un nuevo Estatuto. Eso ya lo han vivido.