«Un tipo prescindible para la democracia»

EUSKADI INFORMACIÓN GLOBAL 18/02/13

· Recuerdos de una víctima vasca del terrorismo.

En 1999, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco (COVITE), que se había formado un año antes y que vivía tiempos difíciles en la Euskadi bajo el yugo de Juan José Ibarretxe, celebraba una de sus primeras reuniones en el hotel NH Aránzazu de San Sebastián.

Allí, acompañados por el pintor Agustín Ibarrola, que unos meses antes había diseñado el logotipo de la asociación, y de la mujer de éste, Mari Luz Bellido, varias decenas de víctimas vascas del terrorismo, tras la asamblea, nos quedamos a comer en el restaurante del hotel, donde, ya en los postres, nos percatamos de la presencia en el comedor de Iñaki Urdangarín, esposo ya de Cristina de Borbón.

Urdangarín, que se encontraba allí concentrado con los jugadores del equipo de balonmano en el que entonces participaba, disfrutaba de una alegre sobremesa, a tenor de los gritos que propinaban sus compañeros, cuando un grupo de cinco víctimas del terrorismo, conscientes de sus relaciones con la Casa Real y sabedoras de sus orígenes en la muy guipuzcoana villa de Zumárraga, nos acercamos a él para hacerle entrega, de una forma informal, de una insignia con el logo de nuestra agrupación…

Ante nuestro gesto, y tras explicarle quiénes éramos, Iñaki Urdangarín, hijo de Juan María Urdangarín, ex presidente de la Caja Vital de Álava y destacado miembro del PNV de esta provincia, tuvo una reacción extraña, mezcla de sorpresa, incomodidad, ignorancia y aversión. Guardó silencio, esbozó algo parecido a una sonrisa que se convirtió en una mueca y, rápidamente, escondió el emblema en el bolsillo, como si la insignia le quemara, le molestara o le avergonzara. Su suegro, el Rey Juan Carlos, sin lugar a dudas, se lo habría puesto rápidamente.

Las víctimas que nos acercamos a él, ante su evidente incomodidad, volvimos a nuestra mesa y proseguimos con nuestra conversación, olvidándonos rápidamente de lo sucedido, acostumbradas como estábamos y estamos a que esto sea un comportamiento habitual en la sociedad vasca.

Pero, desde entonces, y más hoy, leyendo las últimas noticias sobre esta persona, yo siempre he pensado que aquel tipo evidenciaba que la realeza española, por debajo de Don Juan Carlos y Doña Sofía, es absoluta y urgentemente prescindible. No fue solamente su evidente desaire lo que me molestó. Me incomodó su indiferencia, su desprecio mal disimulado, su desconocimiento sobre lo que le hablábamos y, sobre todo, su prepotencia apenas disimulada. Me pareció un auténtico insulto que ni tan siquiera se dignara a levantarse de la mesa. Aquel año, la banda terrorista ETA estaba en “tregua”. Apenas unas semanas después de aquel encuentro comenzaría, nuevamente, a matar. En 2000, 26 personas fueron asesinadas por los criminales.

 
EUSKADI INFORMACIÓN GLOBAL 18/02/13