EL CORREO 17/02/13
· La izquierda abertzale se fija como objetivo el relevo generacional a través de su nueva sigla, que celebrará su congreso fundacional el próximo sábado.
· El nuevo líder es «una apuesta de futuro», con amplia experiencia interna y «mano izquierda»
El líder será Hasier Arraiz, pero las decisiones se tomarán de manera «consensuada». Sortu mantendrá el carácter asambleario que siempre ha caracterizado a la izquierda abertzale, al menos en su cúpula dirigente. Aunque el nuevo partido tiene una estructura más piramidal que sus predecesores, sus responsables pretenden que la toma de decisiones se lleve a cabo de manera colegiada. Una forma también de proteger a su joven presidente, que se verá sometido a la exposición que supone la primera línea política.
Carentes de un líder carismático desde el encarcelamiento de Arnaldo Otegi a finales de 2009, los responsables del movimiento independentista no quieren cargar todo el peso de la púrpura sobre el dirigente vitoriano, de 39 años, que desde el próximo fin de semana encabezará la nueva formación –ayer se votaron las diferentes listas a cargos de poder, que deberán ratificarse dentro de siete días–. Bregado en las labores de coordinación de la izquierda abertzale en Álava, tendrá ahora que gestionar una organización que quiere crecer no solo en Euskadi y Navarra, sino también en el País Vasco francés. Todo para poder disputar al PNV la hegemonía del nacionalismo y tratar de desalojarle de Ajuria Enea dentro de cuatro años.
Arraiz lleva bastante tiempo siendo señalado como el relevo natural de Otegi. No ha alcanzado los 40 –lo hará este año–, pero lleva toda su vida trabajando en el movimiento independentista. Compañeros suyos reconocen, incluso, que no se le conoce otra ocupación laboral. Destacan, no obstante, que «tiene bastante mano izquierda» y que su designación supone «una apuesta de futuro». «No es un jovencito sin experiencia ni un cincuentón», resumía un dirigente de la antigua Batasuna, que destaca la capacidad del nuevo presidente para labrar consensos y promover acuerdos entre quienes no ven las cosas del mismo modo.
Los responsables de Sortu tienen claro cuál es el mecanismo de funcionamiento de los próximos años. El nuevo partido esperará la salida de la cárcel de Otegi para que se ponga «al frente» de la nave. Aunque la Audiencia Nacional acaba de certificar que el exportavoz permanecerá inhabilitado hasta 2021 –por lo que no podrá ser hasta entonces candidato en ningún proceso electoral–, el carisma labrado durante las últimas dos décadas le convierte en la figura de referencia en la izquierda abertzale. De hecho, muchas de sus declaraciones desde la cárcel han sido tomadas como el camino a seguir por el resto del movimiento independentista.
La ‘vieja guardia’
A la espera del líder ausente, los responsables de Sortu han previsto que el peso de la nueva organización política recaiga en Arraiz y en un viejo conocido, Pernando Barrena. Los dos acapararán buena parte de la atención mediática, aunque dirigentes del partido naciente reconocen que tratarán de ir dando paso a nuevos rostros para «repartir el trabajo» y no quemar a ninguno de los miembros del consejo nacional.
La ‘vieja guardia’ de la izquierda abertzale quiere también comenzar a preparar «el relevo». Aunque los órganos de poder interno están copados por las principales figuras de Batasuna, como Rufi Etxeberria, Joseba Permach o Juan Joxe Petrikorena, los promotores de Sortu creen que deben rejuvenecer su imagen. Es la manera–entienden– de seguir conectando con el electorado de menor edad, donde están seguros que residen todas sus esperanzas de convertirse algún día en fuerza hegemónica en Euskadi y Navarra.
Frente a unas direcciones del PNV y PSE copadas por dirigentes que superan los 50 años, la izquierda abertzale quiere introducir nuevos rostros que conecten con el sector social que incluye a veinteañeros y treintañeros. Esa es la tarea que se han marcado para los próximos cuatro años.
Al margen de las cuestiones internas, la constitución de Sortu el próximo fin de semana supone para la izquierda abertzale «un punto de no retorno a la anormalidad» que, en su opinión, han supuesto los años de ilegalización. «Debiera marcar el principio de unas relaciones normalizadas con el resto de partidos», en palabras de un dirigente independentista. Aunque no ve cercano un acercamiento al PP, uno de sus principales objetivos, la izquierda abertzale es conscientes de que contar con sedes propias les permitirá «trabajar como los demás» partidos, sin tener que celebrar reuniones ‘semi-clandestinas’ en hoteles o restaurantes. Sopesan ya la posibilidad de poner en marcha una ronda de contactos con el resto de fuerzas para dar a conocer a la cúpula de la nueva formación.
Aunque los principales líderes de Sortu tienen causas pendientes en los tribunales –Arraiz, Barrena, Permach y Petrikorena están encausados en el ‘caso Batasuna’, que podría juzgarse este mismo año con petición de condenas de diez años para los principales implicados–, los representantes de la izquierda abertzale no temen que las medidas cautelares les impidan realizar sus actividades políticas.
Ponen de ejemplo lo sucedido con el que será el próximo portavoz nacional, Pernando Barrena. Los servicios de Información de la Guardia Civil remitieron hace unos meses un informe a la Audiencia Nacional sobre su participación en ruedas de prensa de la izquierda abertzale y actos de Sortu. Querían que se revisara su libertad condicional.
Los jueces, en sintonía con la postura del fiscal, determinaron finalmente que no había ninguna vulneración de las condiciones de su libertad y que las restricciones a la actividad política que se le impusieron «solo» afectan a su implicación en «partidos ilegales», pero que puede tomar parte en todas aquellas organizaciones «que son legales».
EL CORREO 17/02/13