Una geometría absoluta

Del Blog de Santiago Gonález

El sanchismo ha cogido gusto a los ‘Aló, presidente’ de todas las semanas bajo el estado de alarma. Ayer lo mejoró. ¿Les parecía a ustedes impresentable el mangoneo de Miguel Ángel Oliver, su creativa selección de medios y su artístico filtrado de las preguntas? Pues ahora ni eso. Ayer se suprimió la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros por primera vez desde la abdicación de Juan Carlos. En su lugar se firmó el pacto para la reactivación y se explicó Pedro Sánchez sin preguntas.

Él estaba ya muy arriba de víspera, durante el masaje de Ferreras en La Sexta. Tuvo grandes momentos: “El Gobierno siempre ha sido transparente y honesto”, confesó a su amable interlocutor. Transparente y honesto son los últimos calificativos que uno escogería para el gobernante más mentiroso de Europa y el menos decente. El ex primer ministro francés François Fillon fue condenado el lunes a cinco años de cárcel por haber colocado a su mujer en un empleo ficticio. Eso es transparencia; nuestro gobernante ha hecho secreto de Estado del salario que percibe su mujer (y de su horario de trabajo). Honestidad y transparencia a partes iguales.

Está lo de los impuestos. La portentosa ministra de Hacienda, que hace con los porcentajes lo mismo que con las palabras cuando ejerce de portavoz, planea subir el IVA de productos como el pan, la leche y la fruta. Esto es lo que esta tropa considera subir los impuestos a los ricos. Sánchez en La Sexta no dijo ni sí ni no, a pesar de la insistencia de Ferreras, aunque consideró inevitable  aumentar los ingresos del Estado, no disminuir sus gastos. Alguien debería advertirles que el porcentaje de españoles que ingresa más de 60.000 euros al año no pasa del 4%. Por otra parte, el IVA no es un impuesto progresivo en modo alguno, aunque quizá esto no lo sepan el doctor ni quien la plagió la tesis.