Una pizca de paz

Damos la bienvenida al anuncio de alto el fuego permanente del grupo separatista vasco ETA. Después de segar más 800 vidas, la violencia sin sentido no puede terminar repentinamente. Pero lo que debería haber sido una inequívoca renuncia al terrorismo estuvo muy por debajo de lo que el pueblo español tenían derecho a esperar.

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Damos la bienvenida al anuncio de alto el fuego permanente del grupo separatista vasco ETA. Después de segar más 800 vidas desde finales de la década de los 60, la violencia sin sentido de ETA no puede terminar repentinamente. Pero lo que debería haber sido una inequívoca renuncia al terrorismo estuvo muy por debajo de lo que el pueblo español, y vasco, tenía derecho a esperar.

El anuncio estaba implícitamente ligado a concesiones políticas y no comportaba el compromiso de deshacerse del arsenal letal de ETA. El gobierno español del presidente José Luis Rodríguez Zapatero lo consideró acertadamente insuficiente y exigió un alto el fuego incondicional y el desarme.

ETA ha anunciado antes treguas “permanentes”, particularmente en marzo de 2006. Zapatero inició conversaciones de paz pero nueve meses más tarde ETA afirmó que los avances políticos habían sido demasiado lentos y volvió a su violencia asesina. La postura más firme de Zapatero de este tiempo significa que, por ahora, no flexibilizará la prohibición legal que impide a los aliados políticos de ETA presentarse a las elecciones, ni disminuirá la presión policial que ha encarcelado a los líderes de ETA o los ha hecho huir.

Durante la dictadura de Franco, los logros de los separatistas de ETA, que no sus métodos terroristas, gozaron de apoyo de muchos vascos que habían sufrido décadas de opresión. Esos días forman parte del pasado. La región vasca es ahora una de las más ricas de España y goza de una importante autonomía. Los asesinatos de ETA han transformado a los antiguos simpatizantes en acérrimos enemigos.

Los líderes españoles tienen que enfrentarse a problemas económicos desgarradores y no pueden permitirse enredarse con ambiguas declaraciones de alto el fuego. Si ETA es seria al respecto de la paz, debe demostrarlo olvidando todas las condiciones políticas y verificando el desarme.

The New York Times, 12/1/2011