Una relación cada vez más inestable entre PSOE y PSC

EL MUNDO 14/07/13
EDITORIAL

La oposición frontal de los barones del PSOE tumbó ayer en el Comité Federal el protocolo negociado por Rubalcaba y Navarro que contemplaba la posibilidad de un voto propio de los socialistas catalanes en el Congreso sobre cuestiones referentes a Cataluña y su autogobierno.
Fernández Vara, Tomás Gómez y Susana Díaz se opusieron abiertamente a tal concesión, argumentando que el PSC es el representante del PSOE en Cataluña, pero que sería incomprensible para las bases que ambos tuvieran diferentes posiciones en cuestiones tan esenciales como el modelo de Estado.
No les falta razón, pero eso es lo que ha venido sucediendo desde hace mucho tiempo por la sencilla razón de que el PSC es un partido mucho más nacionalista que socialista desde que en 1978 el PSOE se fusionó en Cataluña con los dos partidos socialistas existentes en esta comunidad.
En las etapas de Maragall y Montilla ya habían surgido importantes conflictos con la dirección nacional del PSOE. Pero ha sido la apuesta de Artur Mas por una consulta independentista la que ha abierto una profunda brecha entre las organizaciones que dirigen Rubalcaba y Navarro.
Desde que Mas anunció su deriva soberanista, el PSC se ha movido en un terreno de extremada ambigüedad, pretendiendo ocupar una imposible posición equidistante entre el independentismo y quienes defienden la aplicación de la Constitución en Cataluña. En este contexto, Navarro ha llegado a defender el «derecho a decidir», pero ejercido de acuerdo con el Gobierno de la nación, algo que supone la cuadratura del círculo.
Ahora el PSC pretendía tener una autonomía en el voto parlamentario que, de hecho, rompe la unidad del partido.Tras el fuerte rechazo de un amplio sector, el Comité Federal acordó crear una comisión de coordinación que «elaborará un documento general de actuación». O sea, se opta por aplazar el problema unos meses hasta que vuelva a estallar el próximo conflicto.
En realidad, la cohabitación entre el PSOE y el PSC es más difícil cada día, porque lo que existen son profundas y difícilmente salvables diferencias de fondo. El PSOE es un partido de tradición nacional y que siempre ha defendido la unidad de España. El PSC no se siente cómodo con este modelo.
Si Navarro hubiera obtenido un fuerte apoyo electoral en las pasadas elecciones autonómicas, estaría en posición de obligar a hacer concesiones a la dirección nacional. Pero sus resultados fueron muy malos, poniendo en evidencia que su discurso conciliador con el nacionalismo carece de sustento electoral. Ello obliga a reflexionar al PSOE si tiene sentido mantener esta alianza o merecería dar el paso de volver a presentarse en Cataluña con sus propias siglas. Ese debate está hoy más abierto que nunca.