EL CORREO, 26/11/11
El líder del PNV reclamará al futuro presidente que «se implique» para consolidar la paz y derogue «la legislación excepcional»
A Mariano Rajoy se le amontonan las citas ‘vascas’ en el Palacio de La Moncloa. A la que mantendrá con el lehendakari Patxi López sumará, también en enero, su primera reunión como presidente del Gobierno con Iñigo Urkullu, con quien hasta ahora ha mantenido un contacto fluido pero discreto. Aunque el encuentro aún no tiene fecha, ambos líderes quedaron en su conversación telefónica del pasado martes en verse lo antes posible, una vez que el futuro jefe del Ejecutivo central y sus ministros hayan tomado posesión de sus cargos, previsiblemente antes de Navidad. En esa breve charla «de cortesía», el presidente del PNV felicitó a Rajoy por su triunfo electoral y le avanzó, a grandes rasgos, los asuntos que pondrá encima de la mesa cuando se vean cara a cara, básicamente la cuestión económica y la consolidación de la paz.
El máximo responsable del EBB tiene claras ya las prioridades que trasladará a Rajoy en su próximo encuentro. La primera de ellas, y la que sin duda más urge y preocupa al presidente del PP, será la necesidad de alcanzar un gran acuerdo económico que aglutine al mayor número posible de partidos, a pesar de la holgadísima mayoría absoluta de los populares, para salir del túnel sin luz de la crisis. Urkullu propondrá a Rajoy una idea que los jeltzales llevan madurando un tiempo: la conveniencia de trabajar en un entendimiento de amplio alcance al estilo de los Pactos de La Moncloa de 1977, que el Gobierno y las principales fuerzas políticas firmaron para dar estabilidad al proceso de transición a la democracia y para contener la galopante inflación que estaba poniendo contra las cuerdas al país.
El futuro presidente será receptivo a los planteamientos del líder jeltzale, apuntan fuentes populares, que creen que «contará con el PNV» para acordar las reformas estructurales de hondo calado que le va a tocar abordar en el ámbito socioeconómico y laboral. El PP vasco, permanentemente al corriente del ‘feedback’ entre Rajoy y Urkullu, está ejerciendo también de bisagra, convencido de que el entendimiento PP-PNV es positivo para Euskadi, en lo que concierne a la recuperación en pleno ‘crack’ de la deuda soberana europea -el acuerdo presupuestario en Bizkaia es un significativo primer hito- y también en el de la pacificación. El partido de Antonio Basagoiti cree que, si la paz va asentándose de la mano del acuerdo entre populares y jeltzales, lograrán rebajar la rentabilidad que la izquierda abertzale pueda obtener del cese definitivo de la violencia, un objetivo que lógicamente interesa a ambos.
Es evidente que Rajoy necesitará tiempo para ir atemperando prejuicios en el mismo seno de su partido, pero también es un hecho que tanto sus correligionarios en Euskadi como el propio PNV son optimistas respecto a los pasos que pueda ir dando en materia de pacificación. «Hasta ahora ha hecho una contribución importante. No ha entorpecido la paz y ha aguantado las presiones del sector más extremista de su partido», apuntan los jeltzales. «Nosotros también estamos interesados en contar con ellos para ayudar al definitivo final de ETA sin precios y sin primas políticas», apuntan en el PP.
Sin ‘doctrina Parot’
No obstante, en Sabin Etxea, igual que en Lehendakaritza, consideran que es fundamental dar pasos en materia penitenciaria desde este mismo momento. En ese sentido, Urkullu pedirá a Rajoy que «se implique» en consolidar la paz en Euskadi, sobre todo con modificaciones en la actual política de presos. El PNV considera crucial, y así se lo trasladará a su interlocutor en Moncloa, que se acerque a Euskadi a los reclusos de ETA, que se les permita acceder a los mismos beneficios penitenciarios y en las mismas condiciones que a los presos comunes y que se derogue la aplicación de la llamada ‘doctrina Parot’, lo que en la práctica acortaría las condenas de muchos de ellos. El líder del EBB instará a Rajoy, en definitiva, a que derogue «toda la legislación excepcional» que se aprobó en el marco de la lucha antiterrorista. «Desaparecida ETA, no tiene sentido», recalcan en el PNV. Los peneuvistas incluyen en ese paquete la Ley de Partidos, aunque admiten que, si el Constitucional legaliza Sortu, eso sería lo de menos.
Más peliagudo se presenta el tercer asunto que Urkullu quiere incluir en el orden del día, el del nuevo estatus político vasco que el PNV espera refrendar en 2015. Sabin Etxea enmarca este proceso en una reflexión más profunda sobre la escasa viabilidad del Estado autonómico tal como hoy está concebido y en la necesidad de que Rajoy reconozca «las realidades nacionales» de Euskadi y Cataluña. En ese terreno, apuntan en el PP, hay «cero posibilidades» de entendimiento. De hecho, los populares vascos están convencidos de que en la nueva etapa de acercamiento a los jeltzales que tratan de abrir, sin duda sus pretensiones soberanistas serán «el principal punto de fricción».
EL CORREO, 26/11/11