Urkullu y Rajoy ya han puesto fecha a su reunión, pero acuerdan que sea secreta

EL CORREO 29/01/14

· Ajuria Enea espera que la cita calme los ánimos con Rajoy, que podría visitar Euskadi hasta tres veces en el próximo mes y medio
· El lehendakari, que recalca que el papel de las víctimas debe limitarse a la memoria, desvela que será antes del 8 de marzo

Iñigo Urkullu quiso acabar ayer con las especulaciones sobre su cacareada cita con Mariano Rajoy y avanzó que el esperado encuentro, el cuarto que mantendrá con el presidente del Gobierno desde que fue investido lehendakari, tiene ya fecha y será en algún momento, muy probablemente, del próximo mes de febrero. En todo caso, antes de que el PP vasco celebre el congreso en el que Arantza Quiroga espera obtener el aval de la militancia, el fin de semana del 8 y 9 de marzo. «Estoy seguro de que vamos a tener el encuentro y de que será más pronto que tarde», avanzó el jefe del Ejecutivo vasco, que confirmó, eso sí, que la reunión no será previamente anunciada, sino que se celebrará de forma «discreta».

En realidad, Ajuria Enea y La Moncloa han pactado ya las condiciones y la fecha de la entrevista, que Urkullu solicitó a Rajoy por ‘sms’ las Navidades pasadas, justo después del paso cualitativo que, a juicio del Gobierno vasco, supuso el comunicado del colectivo oficial de presos de ETA en el que asumían las vías legales de reinserción. El lehendakari, que en su primer encuentro con Rajoy, hace ahora un año, le entregó un cuadro sobre la situación de los reclusos y las fechas de excarcelación posibles con una aplicación más flexible de la política penitenciaria, siempre se ha quejado de la «falta de respuesta» del presidente a sus propuestas. En esa línea, Urkullu ha insistido en la necesidad de mantener bien engrasado un canal de interlocución discreto entre Euskadi y Madrid para evitar que la gestión del final de ETA pueda estancarse.

Pese a que fue él mismo quien hizo público que había solicitado la reunión, ayer defendió el carácter secreto de la cita, exigido por La Moncloa según las fuentes consultadas, y aceptado por la Lehendakaritza, que no tenía preferencia especial. «En ningún momento he hablado de un encuentro público, ni con luz ni con taquígrafos ni con notario», recalcó el lehendakari, que, tras aclarar que la entrevista no ha tenido lugar aún, confió en que el carácter discreto de la misma aumente su «efectividad». El segundo y el tercer encuentro de ambos líderes, en abril y julio del año pasado, también se celebraron en secreto, aunque acabaron filtrándose días o semanas después.

Urkullu, que hizo esas aclaraciones a preguntas de los periodistas tras presentar el plan de empleo y reactivación económica aprobado ayer, confirmó que la cita es ya un hecho para evitar «alimentar polémicas» sobre la tardanza del presidente en recibirle tras su emplazamiento después de las fiestas navideñas. No obstante, y aunque su entorno siempre ha subrayado que la cita se estaba gestionando con normalidad y que era cuestión de encajar las agendas, lo cierto es que el PNV también ha avivado en público la hipótesis del desaire. Ayer, solo unas horas antes de que el lehendakari confirmase que su cita será antes del congreso del PP vasco, el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, lamentaba en una entrevista en TVE que la reunión Rajoy-Urkullu «se ha demorado más de lo necesario» porque la gestión del final de ETA exige más «diálogo» entre Euskadi y Madrid «si queremos avanzar». «Ya no nos hace falta una política antiterrorista sino una política de paz», enfatizó.

Como la bola iba creciendo, y una vez cerrada ya la cita, Urkullu quiso zanjar las especulaciones –aunque, al no saberse la fecha, es de esperar que continúen– sobre una reunión que cree más necesaria que nunca y distinta a todas las que ha mantenido con Rajoy. ¿La razón? El contexto especialmente delicado en el que llega, en un momento en el que el terreno de la paz y la convivencia se encuentra embarrado por las polémicas con el Ministerio del Interior y las tensiones de un sector de las víctimas, ya no solo con el PNV sino también, y especialmente, con el PP y el presidente del Gobierno. En la Lehendakaritza se espera que la cita sirva, como mínimo, para tranquilizar los ánimos, rebajar tensiones y decibelios y devolver la gestión de la paz a un terreno de mutua confianza y discreción.

«Respeto» a todos
Las próximas visitas de Rajoy a Euskadi, que podrían ser hasta tres en apenas mes y medio –una en febrero para dar un espaldarazo al PP vasco y otras dos seguidas en marzo para participar en la gran cumbre económica de los días 3 y 4 e intervenir en el cónclave que ratificará a Quiroga– también podrían servir para proyectar una mayor implicación personal del presidente del Gobierno en el carpetazo a ETA.
Preguntado por la posibilidad de que las presiones de las víctimas alienten una postura intransigente de La Moncloa, Urkullu consideró que corresponde a Rajoy aclararlo. Sin embargo, tras expresar su «máximo y absoluto respeto» a los damnificados por ETA «estén o no asociados», consideró que no deben desempeñar un papel político sino limitarse «al ámbito de la verdad, memoria y justicia». Y, según dijo, construir «el futuro» en paz y convivencia «trasciende» ese ámbito.