Podría llegarse a la conclusión de que nunca hubo en la vida pública española un ilusionista dela información como Miguel Ángel Oliver y sus ruedas de prensa telemáticas, esa modalidad que la desprejuiciada ministra de Igualdad no sabe lo que es, porque a la pregunta de Ferreras si piensa asistir telemáticamente al próximo consejo de Ministros dice que depende de lo que diga la autoridad sanitaria, que si le dejan salir de casa, sí, pero que si no, pues no.

El secretario de Estado para la Comunicación ha desarrollado una especial habilidad para filtrar las preguntas que los periodistas formulan por internet al presidente del Gobierno o a cualquiera de los ministros comparecientes. A Oliver, nunca se tiene tiempo para todo, siempre se le acaban quedando en el tintero algunas preguntas que siempre vienen a ser, las más molestas para el mando.

El Gobierno vasco se ha inspirado en el modelo para las comparecencias no presenciales para la comparecencia del lehendakari en la Diputación Permanente. El PSE tiene el problema de que su secretaria general ha dado positivo y los otros dos miembros, Charli Prieto y Josean Pastor se han autodeclarado grupo de riesgo para soslayar la comparecencia presencial.

También en Lakua se filtran las preguntas comprometidas, pero además, las toleradas son formuladas  en versión libre del jefe de prensa, no con la lectura literal de las preguntas a la que se atiene casi siempre el secretario de Estado.

Será telemática, aunque hay un problema: el Reglamento del Parlamento Vasco no contempla la posibilidad de organizar sesiones de carácter no presencial. Para que tal cosa fuera posible habría que modificar el reglamento, algo imposible, ya que la cámara está disuelta y la Diputación permanente carece de competencias para la reforma reglamentaria. Hay otro problema y es que en la Diputación Permanente tienen asiento diputados que lo fueron pero que no lo son desde la disolución de la cámara, ni lo serán en el futuro, pongamos que hablo de Alfonso Alonso, Lander Martínez, Cristina Makazaga y Jakob Ruiz.

La consejera de Salud, Nekane Murga, ha decidido intervenir los centros hospitalarios privados para hacer frente a la pandemia y ha ordenado que todos ellos suspendan su actividad no esencial y consultas externas para ponerse a disposición de la Sanidad pública vasca. Ante al saturación de Txagorritxu, la  consejera Murga ha comenzado a desviar pacientes hacia el Grand Hotel Lakua, un cinco estrellas que había sido ofrecido por sus propietarios al Departamento de Salud y al que se van a trasladar en breve los primeros pacientes. La consejera va a desalojar de urgencia la Clínica-Residencia Alava y ha ordenado a los familiares que se lleven a los ingresados a sus casas.

No se han dado explicaciones. Por ejemplo, qué personal va a atender a los pacientes derivados a hoteles. No van a ser los camareros. El PP ha denunciado, cargado de razón, que Salud haya desalojado la clínica-residencia citada, mientras se niega a admitir que la UME monte un hospital de campaña como el que tan buen resultado está dando en Madrid. Una vergüenza.