Violencia contra las mujeres: una cuestión de Estado

ALBERT RIVERA – EL MUNDO – 12/12/15

· En las grandes naciones, ante los momentos difíciles y en los grandes temas de Estado, los ciudadanos y los partidos se unen, dejan de lado sus intereses particulares y ponen por encima los intereses del país. La sociedad española no puede soportar los centenares de mujeres asesinadas. Esta situación es intolerable y los poderes públicos tenemos la obligación política y moral de combatir este drama. No podemos perder ni un minuto más; ha llegado la hora de poner por delante lo que nos une frente a lo que nos separa y actuar conjuntamente, sin fisuras, sin complejos y sin partidismos.

Cuando matan a una mujer no lo hacen en función de su ideología, porque la violencia de género no entiende de colores políticos, es violencia contra todas las mujeres, y un ataque a los valores de nuestra sociedad.

Lo que nadie se merece es que un drama como éste acabe convirtiéndose en arma arrojadiza que persiga la rentabilidad electoral. Porque los asesinos no matan en función de un calendario electoral, ni los partidos podemos utilizar esta tragedia para atacar a los demás a costa de algo tan sagrado como la vida de nuestras madres, hermanas, hijas o amigas. Algo estará fallando en nuestra sociedad cuando, ante un problema como éste, no somos capaces de dejar a un lado los intereses electorales y ponernos a trabajar juntos.

Ciudadanos propone elevar a categoría de política de Estado la lucha contra la violencia de género a través de un gran pacto nacional en el que partidos, asociaciones, agentes sociales, servidores públicos y el conjunto de la sociedad civil nos unamos para buscar soluciones. E incluso es bueno que reconozcamos que, a pesar de que se han hecho esfuerzos y se han logrado avances, aún podemos hacer mucho más. Desgraciadamente, se nos presenta una nueva ocasión para demostrarnos que cuando maltratan a una mujer nos están atacando a todos.

Debemos acabar con este problema con medidas urgentes y trabajar también en el medio y largo plazo a través de la educación y la concienciación social para que la sociedad acabe de asumir como propios los valores de igualdad y respeto.

No podemos permitir que personas con antecedentes penales por violencia de género sigan matando aprovechándose de grietas que existen en el sistema. No puede quedarse una sola denuncia de ninguna mujer en el cajón por errores burocráticos o por falta de coordinación. Hay que invertir más recursos para garantizar que la Administración de Justicia y los Cuerpos de Seguridad puedan realizar su trabajo con eficacia. Si hay un tema en el que no podemos escatimar esfuerzos es en el de la protección de las mujeres. También debemos reaccionar con la máxima rapidez reforzando las medidas cautelares para que la mujer quede protegida desde el primer momento.

El drama que padecen muchas mujeres es que, además de sufrir el maltrato, no pueden abandonar su domicilio y huir de la pesadilla que viven por una situación de dependencia económica, que en muchos casos afecta también a los hijos y a la familia. La falta de recursos económicos no puede ser un obstáculo para que esas mujeres puedan tener una vida digna y segura. Debemos garantizar una vivienda y el sustento económico suficiente para quienes se encuentren en esta situación, porque el miedo y la falta de recursos no pueden condicionar la libertad y la seguridad de estas mujeres.

Nuestra sociedad abierta y plural exige que las soluciones que pongamos en marcha se hagan sin excluir a nadie y garantizando la igualdad de todos. Los derechos que queremos proteger tienen que adaptarse a las diferentes formas de familias sin discriminar a nadie. Proponemos, además de mantener las penas actuales para aquellos que maltratan a las mujeres, extender el agravante penal de la violencia contra las mujeres a todos los casos de violencia doméstica como, por ejemplo, la violencia entre parejas del mismo sexo.

Todas estas medidas urgentes e imprescindibles serán insuficientes si no se actúa también desde el punto de vista de la prevención. Hay que atacar el problema ahora y sobre todo pensando también en las futuras generaciones. Muchas veces las enfermedades de las sociedades son el reflejo de su baja calidad en valores civiles y sociales, como la convivencia y la igualdad. La educación y la concienciación social son un pilar central para acabar con este drama.

Es fundamental educar a nuestros hijos en la escuela, en los hogares, en los medios de comunicación y en toda nuestra comunidad en valores de igualdad y respeto que prevengan las conductas machistas y la violencia. Porque muchos de los problemas más graves de una nación se empiezan a combatir desde la educación.

Los que además de ser ciudadanos somos también padres, y en mi caso padre de una hija de cuatro años, estamos convencidos de que queremos que nuestras hijas puedan vivir en un país donde la igualdad, la libertad y la seguridad no sea necesario reivindicarlas, sino que simplemente sean una realidad. El día que eso pase en España le habremos ganado la batalla al miedo, a la violencia y a la discriminación. Mientras llega ese día, no podemos dejar de luchar ni un minuto entre todos por la dignidad y la memoria de las mujeres que han sufrido y de las que han sido asesinadas, por la igualdad y la seguridad de las que hoy sufren, y por la libertad y el futuro de nuestras hijas.

Albert Rivera espresidente de Ciudadanos.