«El proceso»

ABC 11/09/15
LUIS VENTOSO

· Pequeño inventario de perplejidades al hilo de otra Diada de Kafka

LOS promotores del golpe de Estado civil organizado para declarar un Estado catalán destruyendo la legalidad democrática española llaman a su desafío «El Proceso». El eufemismo está bien elegido. Una de las mejores novelas de Kafka se titula precisamente así. Entre las novedades de «El Proceso», la más llamativa es que la lógica ha pasado al sueño del olvido. La verdad se torna variable y los datos objetivables no importan, inmolados en el altar del sentimiento. En este 11 de septiembre, día de otra Diada de exaltación del odio al vecino, y como humilde homenaje a la civilización occidental que trajo las Luces, vaya un breve inventario de perplejidades al hilo de «El Proceso»:

Si Mas sostiene que España ha sido un negocio ruinoso para Cataluña, ¿con qué lógica alardea ufano de que los catalanes tienen la misma renta que ingleses y franceses? ¿Cómo es que la financiación autonómica es tan lesiva para Cataluña si todas se han dibujado a su dictado, la última firmada por el propio Mas con Zapatero?

Se ha establecido que en la sociedad catalana impera un tremendo sentimiento de agravio por la corrección por el TC del Estatuto de 2006. La verdad es que más de la mitad del electorado catalán se abstuvo. El famoso Estatut fue aprobado solo con 1,8 millones de votos a favor sobre un censo posible de 5,2 millones. El 65,4% de los catalanes mayores de edad se quedaron en casa o votaron en contra. Ese es el único «sentimiento» objetivable sobre el celebérrimo «agravio del Estatut».

Merkel, Cameron, Rajoy, Juncker, Barroso… todos tienen algo en común: advierten que si Cataluña se independizase sería expulsada de la UE. Pero Mas y Junqueras dicen que de eso nada. ¿Quién sospecha usted que miente a los catalanes?

Mas fue el heredero de Pujol y el jefe de su maquinaria gubernamental desde 2001. Es también el máximo dirigente de Convergència desde 2000. Si Pujol montó una trama para lucrarse él y su familia con fondos de Cataluña y si se ha probado que Convergència mantuvo durante lustros un sistema organizado de mordidas en las contratas públicas, ¿es creíble que Mas no supiera nada?

Si el futbolista de la selección española Piqué acude a actos separatistas antiespañoles y justifica que se silbe al himno de España, ¿cómo sorprende que le piten por toda España cuando juega con la selección? ¿No saben los separatistas y la prensa de la tercera vía que el cariño es un camino de ida y vuelta?

¿Está muy agraviada una región que gozó de un arancel del Gobierno español en el XIX que le otorgó el monopolio del textil en nuestro país, la mayor industria entonces; que tuvo la primera línea férrea y la primera instalación eléctrica españolas, las primeras autopistas, los únicos Juegos Olímpicos, la planta de Seat a dedo, el regalo por González de las joyas del sector eléctrico, y que está recibiendo el grueso de los fondos de rescate del Gobierno de Rajoy a las autonomías?

Sostener que los ciudadanos de un territorio son superiores, diferentes y merecedores de privilegios respecto a sus vecinos de siempre, ¿es moderno, solidario y encomiable… o es más bien xenófobo, retrógrado y repugnante?