ABC 21/10/15
· Romeva y ERC discrepan de CDC y ven posible evitar nuevas elecciones en marzo
Hasta el 20-D La negociación independentista está en suspenso a la espera de las elecciones generales
Resistir el pulso de la Candidatura de Unidad Popular (CUP) no está siendo fácil para los miembros de la candidatura de Artur Mas. Distintos perfiles ideológicos provocan diferentes ritmos de negociación y mientras dirigentes convergentes ven prácticamente imposible aceptar las exigencias de la formación antisistema y hablan ya de nuevo anticipo electoral, el sector de la izquierda que representa Raül Romeva, así como Oriol Junqueras (ERC), sí ven posible el acuerdo.
Pero el perfil de Mas, identificado con el pujolismo, la corrupción, el capital y los recortes sociales se ha convertido en un obstáculo difícilmente salvable. De ahí que hayan comenzado a circular otros nombres como vía de desbloqueo, entre ellos el de Neus Munté, actual vicepresidenta en funciones del Gobierno de Mas, cuyo pasado sindicalista agrada a la CUP. Ella asegura que no se postula, pero también ve posible el acuerdo.
El avance en los acuerdos entre Junts pel Sí ( JpS) y la CUP, que deben plasmarse en un documento, no va precisamente a una velocidad de crucero y todo apunta a que habrá Gobierno provisional hasta las elecciones generales del 20 de diciembre. Curiosamente, los convergentes confían en unos comicios españoles para encontrar una salida a Artur Mas, esto es, una propuesta territorial a la que el presidente catalán pueda agarrarse. Sin mayorías absolutas, asegura el entorno de Mas, se allana el camino del pacto.
Ruptura exprés
Pero la CUP, como se sabe, exige a Mas una ruptura exprés con el Estado y que se comprometa a no pactar con las instituciones españolas, como paso previo a la investidura. Este requisito choca frontalmente con la hoja de ruta de Junts pel Sí, que contempla la negociación del proceso secesionista con el Gobierno de España.
La pretensión de la CUP, así como su programa económico –que supone la peor pesadilla para el empresariado catalán–, es una «línea roja» que según el consejero de Empresa de la Generalitat, Felip Puig, no puede cruzarse y, según dijo el lunes, no hay otra salida que esperar al 20-D o celebrar nuevas elecciones autonómicas. El veterano Puig, independentista confeso desde hace muchos años, se ha visto superado por la espiral rupturista de Mas hasta el punto de que, tras darse un baño de realidad empresarial, ofrece ahora una imagen de moderación. Raül Romeva salió al paso de las reflexiones de Puig y ayer aseguró que existe «mucho espacio compartido» con la CUP. Tras descartar «en estos momentos» unas elecciones anticipadas en marzo de 2016.
Afirmó que «hay una responsabilidad compartida para que esto vaya adelante» y «nos conviene tanto que haya un acuerdo que lo encontraremos». Neus Munté también discrepó de Puig y se posicionó con Romeva: «Que hay dificultades, sí; que es imposible llegar a acuerdos, no». Asimismo, la vicepresidenta subrayó que, para el Gobierno catalán, el candidato «claro» para la presidencia es Artur Mas.
Y mientras JpS siguen enrocados en la figura de Mas, la CUP mantiene que no piensa concederle la reválida como presidente. Pero también dentro de la CUP hay diferencias, pues hay dirigentes que prefieren que el proceso aborte antes que hacer concesiones a CDC. Antoni Baños, actual líder de la CUP, está convencido de que habrá acuerdo y que éste debe producirse antes del 20-D, para evitar que los pactos sean impuestos «desde arriba». Su número dos, Anna Gabriel, reitera la propuesta de un gobierno coral o colegiado.
Y puestos a sugerir, el expresidente de ERC, Josep Lluís Carod Rovira, planteó dos posibilidades: crear una presidencia institucional reservada para Mas, complementada con un consejero jefe que gestione, u otorgarle la Consejería de Asuntos Exteriores. «O de Interior», dice.
Su sucesor al frente de ERC y número 5 de Junts pel Sí, Oriol Junqueras, también se muestra convencido de que las negociaciones con la CUP «van bien y, lo que es seguro, es que acabarán bien». Hay tanta sintonía con la CUP, dice, que incluso tiene la sensación de que «lo comparte todo». Junqueras cree que lo importante es conseguir la independencia y que todo lo demás, incluidos los cargos de responsabilidad, «es un poco menor».
Las posiciones optimistas de Romeva, Junqueras y la CUP, unidas al guiño que los antisistema han hecho a Ada Colau y Lluís Rabell (bendecidos por Podemos) azuzar el fantasma de un tripartito de izquierdas sin Mas, lo que implicaría la ruptura de JpS.