EL MUNDO – 30/07/15 – VICTORIA PREGO
· Cita obligada ayer en Castelldefels para la plana mayor del Partido Popular. Tampoco es que hicieran un gran despliegue, pero al menos el presidente del Gobierno y del partido se lanzó a defender la candidatura de Albiol, del que subrayó que «tiene las ideas claras». En realidad no fue gran cosa lo que dijo de su candidato y lo que pareció es que Mariano Rajoy había acudido allí a decir por enésima vez que quien incumpla la ley «va a tener un problema». Eso esperamos aunque no tengamos demasiados motivos para estar seguros de ello. Más que nada porque en Cataluña se lleva mucho tiempo incumpliendo las leyes que no convienen a su Gobierno nacionalista y desobedeciendo reiteradamente, además, las resoluciones judiciales sin que hasta el momento hayamos visto ni una sola medida efectiva que castigara tales desobediencias.
Cierto que lo que nos anuncian los independentistas para después del 27-S, si es que logran un resultado que ellos pretenden suficiente para permitirles actuar, es la desobediencia en grado máximo, en grado de rebeldía, en grado de traición a las leyes comunes. Y, en ese caso, no es que podamos esperar, es que podemos exigir una reacción suficientemente contundente por parte del Estado que cercene limpiamente sus pretensiones.
De manera que, lo que dijo ayer Rajoy es el mínimo grado de advertencia que se le puede pedir a quien preside el Gobierno de España en un momento tan grave. Pero como nos hemos acostumbrado a los silencios del presidente y a su no dar demasiadas explicaciones, cada vez que dice algo le colgamos el ropaje de lo trascendental. Será porque la necesidad nos acucia y porque faltan apenas dos meses para unas elecciones que los independentistas van a querer transformar en otra cosa de lo que son y, a estas alturas, los españoles no tenemos ni idea de las armas –en sentido figurado– con que va a responder el Estado a semejante desafío radical.
Ayer Rajoy cumplió aseadamente la tarea que tenía encomendada pero no hizo ninguna proclama de las que dejan huella, como si la campaña electoral no hubiera empezado todavía, cuando es evidente que ha empezado ya. Y en esa campaña el candidato Albiol ha cometido un primer error que conviene que vaya enmendando: arremeter contra Ciutadans, olvidándose de que aquí el PP no se juega sólo su posición en los resultados electorales, que lo que se juega es la posición de España ante sí misma. Y ahí no caben enfrentamientos entre rivales que lo serían en cualquier otro campo de batalla, pero no en éste. Debería Albiol afinar más su puntería y elegir otros objetivos para sus dianas.