Ignacio Marco-Gardoqui-El Correo

Tras la parte del ‘contento’, en forma de actualización de las pensiones con el IPC que agrava el agujero, el ministro Escrivá desveló ayer la parte del ‘arreglo’. Lo hizo con dos medidas. En realidad con una, pues la primera, la del cálculo de la pensión, es en realidad parte también del ‘contento’. Cada nuevo pensionista podrá elegir entre seguir con el cómputo actual de los 25 años o pasar al nuevo de los 27 mejores cotizados. Así que nadie pierde, pues todos podrán elegir entre seguir igual o mejorar. No es de extrañar que Unidas Podemos se sumasen alborozadas a la idea. ¿Por dónde apretará entonces la reforma? ¡Bingo! Por el empleo encarecido y por los empresarios castigados. En efecto, las cotizaciones se destoparán y se actualizarán también con el IPC. Claro que la actualización ahora es para pagar y no como lo fue antes, para cobrar.

Los empresarios, todos, CEOE, ATA y Cepyme mostraron su «frontal oposición» a la medida. Queja inútil. Castigar a los empresarios carece de coste electoral, nada comparable al contento popular que provoca la subida de las pensiones. Lo malo es que traerá consecuencias. Encarecer un factor como el trabajo supone que perderá su atractivo, pero si al Gobierno no le ha sonrojado el perder 443.000 parados que se ‘despistaron’ por las estadísticas oficiales, no lo hará ese encarecimiento del empleo, cuyos efectos, de producirse, se notarán cuando hayan pasado ya las elecciones.

A falta de conocer los números reales, la duda es si esta subida de las cotizaciones, que penaliza a los trabajadores actuales, será suficiente para enderezar las cuentas del sistema. Dada la magnitud del agujero, no resultará sencillo. Más bien parece que resultará imposible. Y, luego, si es verdad que esta curiosa solución cuenta con la aprobación de Bruselas, nos podemos hacer una idea de lo que será la vuelta a la cacareada ortodoxia presupuestaria. La Comisión Europea se ha convertido en otro elemento de ‘contento’. No hará nada que pueda molestar la posición interior de un Gobierno en ejercicio. Aquí, parece decir, no estamos para solucionar nada, estamos para no molestar mucho, para estirar los problemas y demorar los sacrificios.

La reforma se aprobará, pues cuenta con el apoyo suficiente del combo presidencial, se aplicará y… el agujero seguirá ahí en parecidas dimensiones. Que lo arregle el siguiente. Esa sí que es una solución para el presente. Luego se quejarán de que algunos se vayan… no sé si en busca de seguridad o de simple seriedad.