La inteligencia del Rey

VICTORIA PREGO – EL MUNDO – 07/01/16

· El Rey se ha ocupado en esta ocasión de dos aspectos de la vida política que han desaparecido del primer plano de la información y de las preocupaciones de los españoles. Uno, la amenaza cierta que ejerce todos los días el terrorismo yihadista y de la que los ciudadanos no se ocupan sencillamente porque no se ha concretado en nuestro suelo como sí lo ha hecho muy recientemente en Francia o como podía haberlo hecho aún más recientemente de nuevo en ese país o en Alemania o Bélgica.

Y dos, el papel que están cumpliendo los miembros de nuestras Fuerzas Armadas en el exterior, un papel impecable, cosa que no se podría decir de otras fuerzas destacadas en esos mismos países, pero que sí se puede afirmar de quienes nos representan en las misiones de paz en zonas extraordinariamente conflictivas y cuyo cumplimiento ha costado la vida de numerosos militares, policías y miembros de la Guardia Civil.

Ha resultado llamativo que el Rey no haya hecho ni la más mínima mención a la situación política que se vive, mejor dicho, se padece, en estos momentos en España. Pero el panorama político que se abre ante nosotros es de una complejidad enorme y cualquier palabra del Rey pronunciada ahora mismo en una dirección cualquiera podría provocar reacciones en contra o interpretaciones sesgadas.

Y no digamos cualquier mención a otro asunto de actualidad que le afecta directamente en lo personal, aunque no le dañe en lo institucional: el caso Nóos, cuyo juicio oral está a punto de iniciarse y en el que se va a ver sentada en el banquillo de los acusados su propia hermana, la Infanta Cristina.

Definitivamente, no era ayer el día de tratar, y mucho menos de refilón, cuestiones tan delicadas. Hizo bien Felipe VI en orillar los asuntos de estricta política o de estricta actualidad. El papel que va a tener que jugar en las próximas semanas, o en los próximos meses, es extraordinariamente delicado y aconseja que se mantenga en una estricta neutralidad, incluso de palabra, por lo menos en público. De esa tarea concreta, aunque sin grandes concreciones tampoco, se encargó el ministro de Defensa, que cumplió con su papel.

Y tiene todo el sentido que en la celebración de la Pascua militar el Rey ponga el acento en las Fuerzas Armadas, en sus problemas y en sus compromisos, además de en sus esfuerzos y en sus éxitos, que el Rey enumeró ayer con detalle y por los que se felicitó ante sus «compañeros». Eso sin contar que el Ejército español y la Guardia Civil merecen la atención prioritaria del Monarca y, por cierto, la de todos los españoles en una jornada de celebración castrense como era la de ayer. El Jefe del Estado ha tenido buen cuidado en deslindar los dos ámbitos para no contaminar ninguno. Es una actitud inteligente.

VICTORIA PREGO – EL MUNDO – 07/01/16