Del Blog de Santiago González

La ministra de Asuntos Exteriores ha venido a decir “no es eso, no es eso” a las tropelías y los actos vandálicos cometidos contra  monumentos de la huella hispana en Estados Unidos, como los de Miguel de Cervantes, Cristóbal Colón o Fray Junípero Serra. No es solo hispanofobia, que también, presidentes de los EEUU como George Washington, ¡el primer presidente! Thomas Jefferson que fue el tercero y elaboró la declaración de Independencia; Abraham Lincoln y Theodore Roosevelt han sufrido las iras de los iconoclastas. Los cuatro presidentes citados son las cuatro cabezas esculpidas en roca viva en el Monte Rushmore, aunque no creo yo que los más cabreados vengadores de George Floyd vayan a subir hasta allá arriba para acabar de consumar su venganza.

Pero en fin, unos tarados aborígenes que arremeten contra una estatua de Lincoln, el hombre que abolió la esclavitud, porque un policía blanco mató a un ciudadano negro, dejan a su peña un mensaje algo confuso. ¿Qué podíamos esperar del trato que iban a dar a las del legado hispano en América? Ha habido reacciones, claro. El embajador de España en Washington ha escrito a los alcaldes de los municipios afectados para mostrarles su preocupación. La ministra del tema, mostró su comprensión por la rabia de una parte de la sociedad “que se rebela contra una discriminación racial y una falta de igualdad” en asuntos donde “probablemente haya cosas que cambiar”.

La ministra tendría que mirar más cerca; por ejemplo, a sus socios de Gobierno. En el Consejo de Ministros se sientan tipos que consideran que Colón fue el iniciador de un genocidio, que el 12 de octubre no se descubrió nada y que la verdadera fiesta nacional debería celebrarse el 15-M, pongamos que hablo del vicepresidente segundo y del improbable ministro de Consumo. De la misma cuerda de estos dos es la concejal podemita de Palma, que invitaba a derribar, pacíficamente, eso sí, la estatua de San Junípero Serra tiene en la capital mallorquina. Su propuesta no se ha logrado, pero algunos voluntarios han pintarrajeado la estatua para tildar al santo de racista.

Ya puestos, también podrían explicar a Carmen Calvo que Cervantes no vivió en Argel por su afinidad con los árabes, sino como cautivo del moro, durante cinco años hasta ser rescatado por los frailes mercedarios. La ministra de Exteriores debería sentirse interpelada por otra socia del Gobierno, la jovencísima e intelectualmente desahuciada diputada de ERC, Marta Rosique: “Nos preguntamos qué va a hacer el Gobierno español para acabar con la violencia policial en EEUU”.

El Gobierno rechazó ayer en la Mesa del Congreso la comisión para investigar la relación de Felipe González con los GAL propuesta por sus socios nacionalistas con el apoyo de sus coligados de Unidas Podemos. Votaron con el PP y Vox, la extrema derecha y la extrema extrema derecha como dijo Pedro Sánchez, un especialista en ponerse de perfil cuando sus cómplices atacan al Jefe del Estado. También cuando atacan la memoria socialista con iniciativas como esta. ¿Cómo es posible que Sánchez pactara un Gobierno con el tipo que le escupió en el Congreso que Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva y que ahora vuelva a apuntarse al tema con lo peor del hemiciclo? El sanchismo ha enterrado la memoria del PSOE, pero no hay nada personal en ello: son negocios e indignidad, no hay nada más.