Reto inaplazable

Editorial, EL CORREO, 23/12/11

La extinción de ETA es uno de los desafíos heredados a los que Rajoy debe dar prioridad

El Gobierno Rajoy ha merecido una valoración positiva prácticamente unánime en cuanto a la competencia, experiencia y trayectoria de lealtad que ofrecen sus integrantes. Un punto de partida que facilita la tarea del nuevo Ejecutivo pero que, al mismo tiempo, le compromete. La alta calificación va por delante de la actuación con la que los ministros recién nombrados deberán hacerse merecedores de la misma. Aunque obliga también a los partidos de la oposición y, en general, a los interlocutores del Gobierno a mantenerse ellos mismos a la altura de la nota que han concedido al nuevo Ejecutivo. Como ocurre en cada alternancia de gobierno, el de Rajoy hereda un catálogo de problemas que, además de no poder eludir, deberán convertirse en su prioridad. Es el caso de la definitiva extinción de ETA. Su disolución es algo que el Ejecutivo popular sólo puede perseguir en aplicación de los principios del Estado de derecho. Un objetivo que la banda terrorista debe asumir como responsabilidad propia, sin que las instituciones democráticas admitan que se les transfiera la carga, y con ella la culpa, de la persistencia de ETA. Es evidente que la trama etarra intenta ganar tiempo postergando su disolución definitiva aunque mantenga el definitivo cese de sus actividades violentas. Su pretensión está clara: trata de optimizar los réditos políticos que la ritualización de su ineludible final pueda aportar a la izquierda abertzale. Un juego ante el que el Gobierno Rajoy puede y debe mantenerse impasible, y tras el que tampoco deberían dejarse arrastrar el PNV y el PSE-EE, y mucho menos el Gobierno de López. La ciudadanía vasca vive la etapa final de la existencia de ETA con la convicción de que su desaparición es inexorable y, por eso, con una ansiedad relativa en cuanto a su confirmación. De ahí que la aspiración de paz ‘ahora y para siempre’ se viva en la sociedad de una manera sosegada, mientras continúa destacando en medio de los movimientos tácticos con los que las distintas formaciones tratan de lograr notoriedad en un panorama cambiante. Es el escenario en el que los ministros de Interior y de Justicia, Fernández y Ruiz-Gallardón, deberán operar deslindando la asignatura todavía pendiente, que es la definitiva extinción de ETA, de la utilización partidaria que se hace de la perduración de su existencia.

Editorial, EL CORREO, 23/12/11