Somos de Podemos y hacemos lo que queremos

GONZALO BAREÑO – LA VOZ DE GALICIA – 11/07/15

· La cosa, más o menos, funciona así. Si tú eres concejal de una plataforma en la que se haya integrado Podemos, puedes reírte o haberte reído de las víctimas del terrorismo, bromear acerca del Holocausto o hacer comentarios claramente antisemitas. ¿Por qué? Porque no es lo mismo que esos mensajes repugnantes los emita el representante de un partido de la casta, en cuyo caso se sobreentiende que se trata de un acto de fascismo puro que exige la renuncia inmediata a todos los cargos, que el que esos mismos comentarios los haga un miembro de un partido anticasta, porque entonces se entiende que es humor negro y, más aún, sana provocación para defender la libertad de expresión.

Si tú eres el alcalde de una ciudad gobernada por una de las plataformas en las que se integra Podemos, tú y tus concejales podéis contratar sin problema alguno a familiares o a vuestras propias parejas para ocupar cargos políticos de libre designación en el consistorio con cargo al presupuesto del ayuntamiento o al de tu partido, que se nutre de subvenciones públicas. ¿Por qué? Porque no es lo mismo que esos actos los cometa un representante de un partido de la casta, en cuyo caso se trata de clarísimos ejemplos de nepotismo, que el que los lleve a cabo un alcalde anticasta, porque en ese supuesto se trata de contrataciones absolutamente justificadas por la competencia profesional de las personas fichadas. Y el hecho de que resulten ser familiares del alcalde es «una casualidad» a la que no se debe prestar mayor atención y que tampoco debe utilizarse de manera torticera para deslegitimar al regidor de turno.

Si tú eres el alcalde de una ciudad gobernada por una de las plataformas en las que se integra Podemos, puedes perfectamente retirar el retrato del jefe del Estado que figura en todos los ayuntamientos de España para situar en su lugar el de un anterior alcalde de tu cuerda política o ideológica. Pero si eso mismo lo hace un partido de la casta colocando el retrato de uno de los suyos en la pared de un consistorio que es de todos los ciudadanos, entonces es un sectario y un nostálgico de épocas pretéritas felizmente ya superadas.

Si tú eres el líder de Podemos, puedes insultar, denigrar, arrastrar por el lodo y tachar de cenizos a los militantes de un partido político que luchaba por la democracia durante el franquismo cuando tú aún no habías nacido y que mantiene ininterrumpidamente desde la transición una representación en el Congreso de los Diputados de la que tú careces absolutamente en este momento. ¿Por qué? Porque no es lo mismo que el líder de un partido de la casta insulte a otra formación política, en cuyo supuesto se sobreentiende que es un fascista que pretende silenciar a los que no piensan como él, que el que esos insultos los profiera el líder de un partido anticasta, porque en ese caso se entiende que solo sobreactúa un poquito para cerrar las puertas a un intento de acercamiento político que no le conviene. Así, más o menos, funciona la cosa.

GONZALO BAREÑO – LA VOZ DE GALICIA – 11/07/15