Juan Carlos Girauta-ABC

  • ¿Cómo convive el PSOE con tal foco de desestabilización? Con toda naturalidad, dado el ideario vacío de su presidente

La votación de ayer en el Congreso retrata a un gobierno débil en extremo. Exangüe, diría, si Cs no le hubiera echado una mano con esa miopía que solo le permite ver con claridad frutillas cercanas mientras se pierde cómo avanza el incendio del bosque. Sánchez e Iglesias se saben supervivientes y tienen que inventarse triunfos. Sopars de duro, decimos en catalán. De ahí la sonrojante escena del pasillo al presidente. Las victorias se han representado de muchas formas a lo largo de la historia del arte y de la propaganda, pero la de un señor siendo aplaudido por quince subordinados no parece una buena idea, Iván.

Todo iba a ser a fondo perdido, o con la interesante modalidad de la deuda perpetua. No ha sido así. Luego, la parte correspondiente a subvenciones no podía bajar de 500.000 millones; más tarde, de 400.000 «porque no tendría efectos macroeconómicos». Bajó. La locuaz portavoz del Gobierno presentó un escenario de «alineamiento» de PSOE y Podemos con las reformas marcadas por Europa, y dio por hecho que se podría modificar la reforma laboral. Falso. Es más, un Estado miembro podrá paralizar durante tres meses una partida de ayuda, mientras la somete a la consideración del Consejo, si cree que el país receptor no la utiliza para los fines previstos. Con todo, el principal revés político es el que atañe a la reforma laboral: solo se podrá tocar para introducir mayor flexibilidad.

En cuanto a las medidas salidas de la Comisión para la Reconstrucción, el Legislativo ha rechazado su parte más ideológica, mereciendo especial mención el parapeto con que la mayoría ha protegido la educación concertada. No es asunto menor. Era una carga de profundidad que delata la inconsciencia del Ejecutivo. Ni por un momento parecen haberse planteado que el sistema educativo sería simplemente inviable sin la concertada. Una insignificancia, en todo caso, para un gobierno cuyo vicepresidente insistía ayer mismo en «el horizonte de España como una república plurinacional».

La ministra de Igualdad ha equiparado la crisis de Juan Carlos I a una crisis de toda la institución de la Corona, que viene especialmente protegida en las previsiones de reforma constitucional. ¿Cómo convive el PSOE con tal foco de desestabilización del sistema? Con toda naturalidad, dado el ideario vacío de su presidente y su acreditada disposición a afirmar cualquier cosa y su contraria. Socialista, no podemita, es el ministro de Justicia que se inventó un proceso constituyente. Si el fin al que supeditó Sánchez cualquier medio fue alcanzar el poder, su único objetivo a estas alturas es mantenerse en él. Son supervivientes del tipo «día a día», que diría Rambo. Ese rasgo definitorio le une a Iglesias, que ha necesitado veintinueve tuits (lo que básicamente lee su menguante mercado) para justificar su apoyo a un acuerdo europeo que, objetivamente, le impide desplegar sus políticas.